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LEGISLATIVAS, SEGUNDA VUELTA

La 'miss' de la cartelera política francesa

Isabelle Thomas, de 26 años, la candidata socialista más joven, quiere un partido que realice sus ideas

En ese momento, martes por la tarde, acaba de llegar de una escuela de Clichy-sous-Bois. "Me dedicaron un recibimiento super", les comunica a sus ayudantes de campaña; enciende un pitillo, telefonea, da órdenes, estudia el planning clavado en una pared, y la niña divina, elegante y moderna, es cuando deja traslucir la combatiente, la líder estudiantil, que en 1986 consiguió retirar una ley sobre la enseñaza y la dimisión del ministro responsable.Nos separan de París más de 20 kilómetros. Isabelle es candidata en la circunscripción número 12 de Seine Saint Denis, donde ella nació, donde vio lo que, en algunos poblados del cinturón de la capital, aparece hoy como un escaparate de la injusticia humana, de la crueldad; aquí París ya no es París: son gentes de color de 23 nacionalidades en algunas aglomeraciones.

Sentimientos de justicia

Hay escuelas integradas con un 95% de hijos de inmigrantes; las tiendas son de extranjeros de color; los consumidores también; lo raro es ver un francés en ciertos parajes. Por eso dice Isabelle que para ella, de cría, todo esto fue como un latigazo a sus sentimientos de justicia; y se hizo socialista en 1983 para iniciar una carrera fulgurante que hoy le ha hecho un hueco en la dirección nacional del PS.Pero lo que quiere es llegar a diputada el domingo; y no le resultará fácil, porque su competidor neugaullista, Eric Raoult, cuenta teóricamente con más votos, aunque los abstencionistas, dentro de tres días, podrían darle la vuelta a la tortilla. La batalla es brutal: el otro día, un individuo del equipo de Raoult agredió a militantes socialistas; hace pocas horas aún, la furgoneta de campaña de Isabelle, con carteles, propaganda, bagajes, fue completamente abrasada. ¿Por quien? La criatura de la campaña legislativa no se arredra, y lleva su bomba lacrimógena en la mano, "porque creo en las ideas y no en la violencia". Una ayudante de Isabelle, consternada, advierte a dos mozos robustos que, llegado el caso, no hay más remedio que cascar.

No es igual practicar la contestación a tumba abierta en la calle, como lo hiciera Isabelle hasta ayer como quien dice, que meterse a politiquear en una periferia más o menos dejada de la mano del señorío capitalino. Sobre esta cuestión sus ideas son claras: "Eso de la contestación está bien, pero luego hay que convertir en leyes las mismas reivindicaciones de la calle. Yo no tengo prejuicios, lo que quiero precisamente es que me recupere un partido, el que sea, que realice mis ideas". Eso tampoco debe ser fácil, pero ella así lo cree. "No hay más remedio que pasar por un partido, que es quien consigue el poder". ¿Qué aporta esta joven al mundo de la política francesa de finales de siglo? "Eso que lo digan los demás".

Isabelle cuenta montones de cosas con la misma fuerza de la estudiante que levantó al país hace dos años, cuando algunos llegaron a pensar incluso en una segunda edición de las barricadas de Mayo del 68. Pero por momentos duda, o coquetea con la duda. Y le pregunta al periodista: "¿No le parece a usted que es verdad lo que estoy diciendo?". Entonces resurge la niña deliciosa y su capacidad de libertad; es cuando dice, como si nada: "Vivo con un chico en su casa, soy atea, soy materialista".

Y Vuelve a la política: reconoce que desde 1981 hasta hoy el realismo ha forzado el cambio profundo del PS, "pero hemos girado demasiado a la derecha y Mitterrand se ha equivocado con el anuncio tan temprano de la apertura política". Le viene el nombre de su adversario, Raoult, a la boca y no encuentra palabras para vomitarlo: "Rechazo todo lo que simboliza; es un oportunista, está haciendo la política de Le Pen; me calumnia a diario diciendo que he gastado más de 20 rnillones de pesetas, me califica de izquierdista".

Para Isabelle la política es "un útil que debe permitir mejorar las condiciones de vida de las gentes". No admite eso de que el público se aburre con los políticos; "es cosa de los periodistas, que en vez de narrar hechos; se dedican a escribir lo que a ellos les place". Es feroz con los periodistas que fueron estudiantes en la revolución del 68; hoy "nosotros somos para ellos, su mala conciencia, porque abandonaron todos la política".

Reconoce empero que algunos políticos y su discurso son auténticos cadáveres. Cuando no se inflama, la novicia política mas conocida de Francia dice respecto a las ideologías de otros tiempos: "No hay que dar respuesta a todo, como se hizo en 1981, al llegar al poder". Su problema son las personas y las dificultades de cada día. Intelectualmente, ¿quien es más joven, usted o Mitterrand? Isabelle: "Al menos puede decirse que Mitterrand ha sabido escuchar a mi generación". Isabelle asegura que en dos años de vida pública ha aprendido mucho "y, sobre todo, de las gentes más modestas".

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