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Edmund y Violet Smith

Los restos del estilo victoriano en 'la joya de la corona'

Llegaron a la India seis años antes de que la joya de la corona alcanzara su independencia como colonia británica, donde Edmund F. Smith sirvió como mayor en el Ejército de su majestad. Desde entonces este matrimonio, de 68 y 66 años, regenta en Calcuta el Fairlawn Hotel, un viejo caserón del más puro estilo victoriano que guarda entre sus viejos muros una buena parte de la historia de este país. Casi medio siglo después, y a miles de kilómetros de Inglaterra, siguen conservando las viejas costumbres: el té, el golf y el protocolo. Todo a toque de campanilla y presidido por una fotografía de la familia real.

En 1947, tras alcanzar la India su independencia, la alternativa de Eddy Smith era o bien regresar a Inglaterra y continuar su carrera militar, o bien hacerse cargo del Fairlawn Hotel, que hasta aquel momento estaba dirigido por sus suegros. Motivados por el profundo amor que ambos sentían hacia la India, se decidieron por lo último. El Fairlawn Hotel, con 300 años en sus muros, fue propiedad de un primo del Dalai Lama y alberga en su interior viejas reliquias de la época victoriana: fotografías de la familia real, viejos ventiladores retro, antiguos juegos de té y sirvientes a la vieja usanza, conturbante incluido. Edmund y Violet se encuentran entre sus muros como pez en el agua. "No podríamos vivir en otro sitio. Nuestros amigos, nuestras vidas, nuestros recuerdos, todo pertenece a este lugar. Nuestra única hija nació y se crió aquí. Queremos pasar lo que nos quede de vida entre estos muros". El protocolo es parte esencial de la vida del hotel. Un sirviente anuncia los momentos más importantes del día, el té, la comida, la cena, etcétera, haciendo sonar una campanilla. Edmund y Violet se arreglan antes de cada comida. "Son asuntos que no se deben descuidar. Las formas siempre son las fórmas", dice Violet. Ámbos cuidan personalmente de todos los detalles "por insignificantes que parezcan". Su vida, aunque placentera, dista mucho de ser rutinaria, y a menudo se ve envuelta con la de sus clientes, a quienes consideran como de su familia. "Nuestro hotel es pequeño y acogedor. Trabajamos siempre con los mismos clientes. Ellos se sienten en casa". Algunos de los sirvientes llevan en el hotel más de 40 años.Su apego a las viejas formas no se contradice con el profundo respeto y admiración que ambos sienten hacia la India. "Ningún otro país del mundo posee el encanto y la fascinación de la India. Su cultura, sus costumbres, su hospitalidad...".

La capacidad de dirección del matrimonio les ha convertido en cotizados promotores turísticos. El Gobierno de la India, consciente de sus cualidades, les subvenciona todos los años viajes por los países de mayor tradición hostelera para captar nuevas ideas que sirvan para promocionar el turismo. Entre los países que a menudo frecuentan se encuentra España. "Me entusiasman los toros y en especial los sanfermines", dice Violet. Por el contrario, Edmund detesta nuestra fiesta nacional. "Me parece cruel. Me quedo con las playas, el sol, la siesta y el rioja". Exceptuando estas salidas esporádicas, la vieja pareja vive el resto de su tiempo encerrada en este pequeño oasis, disfrutando en compañía de Marisa y Fifi, sus inseparables caniches blancos, que, por su edad, también son parte de la historia de la India.

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