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Barça y Madrid llegan a la final en un momento difícil

Luis Gómez

, Real Madrid y Barcelona han cumplido todos los pronósticos y jugarán la final por el título de Liga, al mejor de cinco partidos, con los dos primeros encuentros; a celebrar en el Palau Blaugrana (hoy, 20.15, TVE-2, y el lunes). Ninguno de los dos equipos está en su mejor momento de juego ni tampoco en la situación ideal: el Madrid porque perdió a Romay hace 10 días, y el Barcelona porque disputará cuatro partidos en una semana. Y no puede evaluarse cuál de estos dos factores resultará más decisivo. Lo que sí se intuye es que el título puede depender del duelo entre Norris y Fernando Martín.

Los enfrentamientos entre Real Madrid y Barcelona se han convertido, todavía más claramente que, en el fútbol, en los momentos de gala de la temporada de baloncesto. Son los dos equipos más potentes, más experimentados y con plantillas más compensadas y su presencia en la final no es más que una consecuencia de todo ello. A diferencia de otras temporadas, los dos equipos no presentan el tradicional debate en una final: antes un Madrid-Barcelona podía ser visto como un duelo entre una concepción netamente ofensiva (Barcelona) frente a otra defensiva (Madrid). Actualmente, esa disyuntiva es mucho más ambigua; podría incluso concluirse que ambos equipos plantean sus batallas en el mismo terreno: el juego interior. En la actual temporada, se han enfrentado cuatro veces, con un balance de 3-1 favorable al Barcelona. Pero, casualmente, ninguno de los dos ha ganado a su rival en su propia cancha.Una final a cinco partidos, modalidad de muy reciente implantación en España, ofrece suficientes oportunidades para que el equipo más fuerte, el más sólido física y psicológicamente, se imponga. De ello ha dado suficiente prueba la semifinal disputada entre Barcelona y Joventut. Pero la posibilidad de jugar hasta cinco partidos permite también un juego táctico más profundo y variado. En ese aspecto, una final Madrid-Barcelona resulta prometedora.

El Madrid, descansado

El Real Madrid accede a la final descansado, después del traspié sufrido con el Taugrés y las dificultades que le ocasionó el CAI Zaragoza. Por el contrario, ha perdido la importante aportación de Romay, un baluarte en los rebotes defensivos, y poco más o menos que el 50% del poder intimidatorio madridista (Romay ha puesto casi el 50% de los tapones del equipo).

Tácticamente, el Real Madrid lleva una temporada irregular: poca consistencia defensiva y excesivos problemas para coordinar su juego ofensivo. Parece, además, muy limitado a las apariciones y desapariciones de Fernando Martín, que ha terminado convirtiéndose, por activa o por pasiva, en el hombre llave del equipo. El juego interior madridista ha sido más poderoso que su juego exterior, desconfiado por los altibajos de Biriukov y Alexis como tiradores. Llorente hizo un buen inicio de campaña, pero Corbalán le ha robado protagonismo en momentos muy decisivos (final de la Copa Korac y minutos finales ante el CAI).

El Barcelona, por su parte, tampoco ha sido un equipo regular. Fracasó en la Copa de Europa y ha dado la imagen, similar en este caso al ejemplo madridista, de dependencia de las apariciones en escena del americano Audie Norris. El indudable potencial ofensivo del equipo, que puede ser terrorífico en determinados momentos, lo han desarrollado con cuentagotas pero, a cambio, ha mejorado de forma importante en aspectos defensivos.

Pase el tiempo que pase, un jugador como Epi sigue siendo un bastión al lado de hombres irregulares como Sibilio o Jiménez. También el Barcelona ha podido contar con un hombre especialmente destacado este año en los momentos clave, el base Solozábal, autor de muchas canastas finales, de ellas dos ante el Real Madrid. El Barcelona ha utilizado la defensa 3-2 en momentos muy precisos y con buen resultado, así como la utilización del juego con dos bases, Solozábal y Costa, para resolver situaciones de gran apuro. En ese sentido, el juego táctico del Barcelona ha sido esta temporada más variado que el del Madrid.

Ante esta final, por tanto, es difícil precisar qué rostro va a enseñar cada equipo, pero todo indica que existe una predisposición en ambos técnicos por librar la batalla en el juego interior, entre los pivots, donde ahora el Barcelona tiene ventaja numérica (4-3, e incluso 5-4 si se emplean las cualidades de Jiménez o Alexis). Y en esa batalla se encontrarán, además, los dos hombres llave: Martín y Norris, dos jugadores que se buscan en cada partido. A diferencia de pasados enfrentamientos, parece que en esta final es posible personalizar más que otras veces.

En cualquier caso, Norris frente a Martín, Madrid contra Barcelona, se trata de dos equipos con recambios suficientes en todas sus líneas. Es la mejor final, es la única final propiamente dicha que puede ofrecer ahora mismo el baloncesto español. Y no hay otra final posible que alcance el mismo rango ni la misma trascendencia, hasta el momento.

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