El riesgo de involución, eje de la fiesta del 25 de abril en Portugal
El presidente portugués, el socialista Mario Soares, recordó el lunes por la noche ante el Parlamento, reunido en sesión solemne para conmemorar el 14º aniversario de la revolución de los claveles, que el poder democrático es, necesariamente, "compartido, participado, y obviamente transitorio", y que "la legitimidad de la mayoría y el respeto hacia las minorías son las dos caras de la misma regla esencial". El peligro de una involución autoritaria ha sido este año el tema central de las conmemoraciones del día de la libertad en Portugal.
Los problemas de la sociedad portuguesa y situaciones de malestar como la que se vive en el Ejército, y que pueden agravarse en el futuro próximo, inspiraron la mayor parte de los discursos de la jornada.
La conquistas del Veinticinco de Abril fueron defendidas desde la oposición de izquierda -en la que los socialistas marcharon por primera vez desde 1976 junto a los comunistas y tras una delgación de los capitanes de abril-, a los democristianos -con Freitas do Amaral a la cabeza-, pasando por el presidente socialdemócrata del Parlamento, Víctor Crespo, que denunció la "fragilidad y desmoralización de la actividad política".
La Iglesia católica recordó también, por medio de varios obispos, que 14 años después de la revolución libertadora, y en un país que se dice cristiano, demasiados portugueses viven todavía en condiciones denigrantes, sin trabajo y sin casa.
Malestar militar
Pero el tema más polémico del día fue el malestar dentro del Ejército, dado el papel que los militares desempeñaron en el levantamiento del 25 de abril de 1975 que acabó con la dictadura. En el discurso que pronunció en el desfile militar en Lisboa, en presencia del jefe del Estado y del primer ministro, el general Lemos Ferreira, jefe del Estado Mayor, dijo que el 25 de abril es un acontecimiento del pasado", y denunció que hay en la institución castrense "una minoría organizada cuya actividad política intensa sirve intereses ajenos a las fuerzas armadas". Esta afirmación del más alto mando del Ejército luso encontró una respuesta en el discurso que el teniente coronel Vasco Lourengo, presidente de la Asociación Veinticinco de Abril, dirigió a la muchedumbre reunida en la plaza del Rossio. Vasco Lourenlo denunció las persecuciones contra los militares demócratas por parte de la jerarquía militar, "corno si el hecho de ' haber participado en el Veinticinco de Abril fuese un anatema, una mancha o un motivo de desconfianza" para quien pretende transformar de nuevo a los militares en "guardia pretoriana de cualquier poder".Entre tanto, el teniente coronel Otelo Saraiva de Carvalho, héroe del Veinticinco de Abril, condenado a 20 años de prisión por terrorismo, declaró a la televisión gallega desde la cárcel que no acepta ser libertado por amnistía o perdón presidencial, y que exige la revisión de su proceso.
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