Padre e hijo

La pasada semana tuvimos Hepburn sin Tracy y hoy tenemos Tracy sin Hepburn. En ambos casos, curiosamente, un mismo guionista, el estupendo Donald Ogden Stewart, y un mismo director, George Cukor, que sería el cineasta que mayor jugo sacaría de la pareja. Sin embargo, el de esta noche, a diferencia del título precedente, Historias de Filadefia, un Cukor mayor, es un Cukor menor: Edward, hijo mío. Un Cukor dramático, trágico y trascendente. Un Cukor, además, que arremete contra los hilos que tejen una sociedad capitalista. El protagonista, encarnado por Tracy, es un ciudadano Kane, un hombre que se ha forjado un imperio a base de obstinación, intuición y picardía. Un hombre salido de la nada y llegado al todo. Tiene un hijo, que morirá en trágicas circunstancias, y de la confrontación padre-hijo establece Cukor su discurso. El hijo ha nacido en la abundancia y no ha tenido que hacer frente a las adversidades del destino.Con Edward, hijo mío, Cukor se toma el drama a la tremenda, se lanza a las cumbres del melodrama de toda la vida. Pese a la sólida puesta en escena, la austera, fría y calculada fotografía de Freddie Young y a la buena labor de Tracy y Deborah Kerr, la película aparece algo adormecida y pesada como un yunque. Lo dicho: un Cukor menor.

Edward, hijo mío se emite hoy, a las 22.25, por TVE1.