Delincuencias varias

El Jaro, Chus, Pesicolo y Butano son los Navajeros de Eloy de la Iglesia, un cineasta siempre presto a transportar al celuloide las páginas de actualidad. Y los quinquis, qué duda cabe, protagonizan esa actualidad como la protagonizan la política, la iglesia o la homosexualidad, temas recurrentes del cineasta en otras ocasiones.Si el oportunismo es un defecto, Eloy de la Iglesia impregna su cine de malos vicios, pero también cabe considerar el oportunismo como una astucia comercial y pasar directamente a juzgar los resultados. Su cine es prolífico y eso ya determina siempre, salvo honrosas excepciones, la imposibilidad de la perfección. Sin embargo, De la Iglesia ata muy bien sus películas, narradas con interminable fuerza, agilidada y, a menudo, emoción.

Navajeros no está entre lo mejor de su filmografía y tal vez el discurso que entresacamos de ella, ese tópico de la sociedad maltrecha que genera delincuencia, sea fácil y superficial, pero en honor a la verdad cinematográfica, hay que decir que la película está bien resuelta, tiene brío y dinamismo.

Delincuencia de otra calaña es la que personifica Jack el Destripador, de quien hoy se emite una película que lleva su propio nombre y que dirigió John Brahm. en 1944 con los magníficos Laird Gregar y George Sanders al frente del reparto. Las atmósferas victorianas de aquel Londres neblinoso, sus misterios y medios están perfectamente materializados en esta obra ciertamente notable.