Calefacción
J. D. G., Los directivos del Bayern comentan con orgullo que, mientras los demás campos alemanes occidentales, aparecen cubiertos con el clásico manto blanco los días de abundante nieve, el Olímpico mantiene sus tonos verdes. No les falta razón. Un moderno sistema de calefacción, instalado 30 centímetros por debajo del césped, funciona con una poderosa red de tubos cuya extensión subterránea es de 19 kilómetros. No se puede evitar la acumulación de nieve, pero sí la formación de las capas de hielo que endurecen el césped y provocan lesiones a los futbolistas.
Para retirar la abundante nieve caída estos días sobre Múnich, el Bayern no utiliza máquinas, sino operarios, que, con palas, la trasladan hacia las bandas para que, inmediatamente, entre en funcionamiento la calefacción.
El encargado técnico del sistema insiste en que no se trata de derretir la nieve con el calor, sino de evitar que se congele para que los jugadores puedan actuar sobre suelo blando.
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