Blanca Fernández Ochoa perdió la medalla de oro en el gigante al caerse en la segunda manga

Blanca Fernández Ochoa desaprovechó ayer la gran oportunidad de ganar un título olímpico al caerse en la segunda manga del eslalon gigante disputado en Nakiska, a 100 kilómetros de Calgary. Con un trazado y unas condiciones que le favorecían, se arriesgó y ganó de forma espléndida la primera manga, pese a cometer varios errores. Sin embargo, no pudo evitar el fallo decisivo en la segunda. Le habría bastado hacer el tercer tiempo para lograr la medalla de oro; el noveno, para la de plata, y el décimo, para la de bronce. Se impuso la suiza Vreni Schneider, por delante de la alemana occidental Christ Kinshofer y su compatriota Maria Walliser.

"Es mío". Naturalmente, se refería al oro. Blanca le gritó estas palabras a su hermano Paco nada más terminar su espléndida primera manga. Esta vez miró el marcador y su gesto fue bien distinto al del pasado lunes en el supergigante. Con poco que volviera a forzar en el segundo recorrido tendría el triunfo en su mano. Pero fue demasiado lejos. Una caída acabó con su sueño.Blanca se arriesgó y esquió con ganas. Lo hizo con tanta agresividad que incluso estuvo a punto de salirse en la primera parte. Pero está claro que para ser un campeón hace falta tener ese punto de genialidad que diferencia y sólo poseen los elegidos.

Blanca se la jugó dos veces y perdió en una. Cuando bajó en el segundo recorrido, se encontraba relajada. y sólo pensaba en ganar. Ni siquiera conocía que la suiza Schneider había hecho un gran tiempo, recuperándose de su mal descenso anterior. Pero, aun así, le hubiese bastado con no forzar excesivamente para superarla. Un tercer tiempo en esta segunda manga le habría sido suficiente para ganar el oro. Incluso hubiera podido conseguir alguna de las otras dos medallas haciendo tiempos entre el noveno y el décimo. Sin embargo, intentó ganar y, al tratar de anticipar en una puerta, se le fue el esquí interior y la caída fue inevitable. Pese a que en ese momento estaba esquiando muy bien y llevaba dos centésimas menos de tiempo que Schneider, allí terminaron sus mejores esperanzas olímpicas. Blanca tardó largo tiempo en asimilar el fallo.

El gigante es la gran modalidad de la esquiadora española y el recorrido de ayer, al revés del supergigante, le iba a la perfección. Salvo una parte central un poco plana, el resto tenía un fuerte desnivel, que completaba los 325 metros entre la cota de los 2.205 de la salida y la de los 1.880 de la llegada.

También las puertas, muy cerradas en ambas mangas, le convenían. Incluso, la nieve helada y dura, aunque se iba con el paso de los esquís, por lo que era muy difícil y no se podían cometer fallos. De ahí, que únicamente se clasificarán 29 esquiadoras, ya que hubo 32 abandonos, 16 en cada manga, y tres descalificadas más por saltarse puertas en el primer recorrido. Entre las que se salieron estuvieron las otras dos españolas, Ainhoa Ibarra y Eva Moga.

Agresividad

La carrera, pues, se planteó nuevamente con el dilema eterno del esquí alpino. Había delante una pista difícil, con el peligro de la caída, el enganchón o la salida del trazado, pero también el terreno ideal para quien afrontara el riesgo y lo superara. Blanca, con problemas ya por la nieve desde el principio, como se temía, se vio obligada en el recorrido inicial a saltar sin deslizar en las primeras puertas e incluso estuvo a punto de salirse antes de la parte plana al perder la línea en una de ellas. La nieve era muy particular, parecida a la artificial porque quizá se ha rellenado con ella, y requería los apoyos justos para no salirse.

Blanca utilizó magníficamente el esquí interior en los momentos difíciles para anticipar el trazado, dejó esta vez correr las tablas y, con una agresividad de campeona, la única válida en una prueba así, ya no pasó apuros en el resto del recorrido.

Las 30 centésimas de segundo con que superó a la alemana occidental Kinshofer -Blanca y ella fueron las únicas que bajaron del minuto- y las 55 sobre la austriaca Wachter, ganadora de la combinada, fueron fraguadas en la primera parte de la carrera. Fue una verdadera lucha, no una prueba de velocidad continuada como había sido el supergigante, y en ella se vio claro que las esquiadoras menos técnicas, que suelen cometer más fallos, pero que se arriesgan con carácter y garra, estuvieron delante.

Las más técnicas, a las que les va mucho mejor la nieve blanda, por ejemplo la francesa Quittet, cedieron bastante tiempo. La veteranía de la alemana Kinshofer, en cambio, que supo darle el esquí adecuado, como Blanca, le permitió colocarse en una magnífica posición para la segunda manga. La suiza Schneider, la ganadora, terminó en la quinta posición, pero luego realizó un extraordinario tiempo, 1.05.96 minutos, y se llevó el oro.

Clasificación

1º Vreni Schneider (Suiza), 2.06.49 minutos (1.00.53, en 42 puertas, y 1.05.96, en 48). 2º Christ Kinshofer (RFA), 2.07.42 (0.59.98 y 1.07.44). 3º Maria Walliser (Suiza), 2.07.72 (1.00.57 y 1.07.15). 4º Mateja Svet (Yugoslavia), 2.07.80. 5º Christine Meier (RFA), 2.07.88. 6º UIrike Maier (Austria), 2.08.10. 7º Anita Wachter (Austria), 2.08.38. 8º Catherine Quittet (Francia), 2.08.84. 9º Carole Merle (Francia), 2.09.36. 10º Christelle Guignard (Francia), 2.09.46. Blanca Fernández Ochoa, 0.59.68 y caída. Ainhoa Ibarra y Eva Moga se salieron.