Las pesquisas de la escritora Jessica Fletcher, de nuevo en TVE
Vuelve a TVE aunque en este caso en la segunda cadena, con nuevos episodios, Se ha escrito un crimen, la serie con la que la actriz británica Angela Lansbury ha logrado una excelente y personal creación. Su personaje, Jessica Fletcher, una sencilla y sensata viuda escritora de relatos policiacos y detective aficionada que remeda a la miss Marple de Agatha Christie, continúa siendo, después de cuatro temporadas en antena, uno de los personajes más populares de la televisión norteamericana.
Fuera de la edad de la protagonista, una mujer ya sexagenaria que raramente preside el reparto en una producción televisiva norteamericana de prime time (en el espacio horario de mayor audiencia), no hay gran novedad en la idea base de Se ha escrito un crimen. Sus creadores, los ya clásicos autores televisivos Richard Levinson (recientemente fallecido), William Link y su colaborador habitual desde 1971 Peter S. Fischer (Mannix, McCloud, Colombo, Ellery Queen), se propusieron simplemente hacer de Jessica Fletcher una reminiscencia de los detectives aficionados que hicieron las delicias de la década de los treinta. Una fórmula que repitieron con mucho menos acierto en Blacke el mago (actualmente en emisión por TVE-2) y con la serie que derivó en 1987 de Se ha escrito un crimen, The Law & Harry McGraw (actualmente en emisión en Estados Unidos).Hay, sin, embargo, una característica de la serie que la distingue netamente de otros programas: sólo existe un intérprete regular, de continuidad, que está por tanto presente en prácticamente todas las escenas. Cada semana todo cambia excepto la propia Angela Lansbury. Cambia el reparto de actores, el equipo de guionistas (supervisado por Fischer), los directores... Y todo ello, a una velocidad -la del medio televisivo- a la que la actriz, que ha trabajado toda su vida en cine y teatro, no acaba de acostumbrarse. "En el último minuto", decía en una entrevista, "se están decidiendo detalles tan importantes como quién va a interpretar un determinado papel, si el guión es lo suficientemente bueno o si el director va a cooperar o a estorbar". Los 45 minutos de cada episodio (con un coste que va de los 700.000 dólares al 1.300.000) cuentan tan sólo con siete días de preparación y ocho jornadas diarias de 12 a 16 horas de producción (tres en exteriores, uno en los estudios de la Universal y cuatro en los estudios de sonido). No hay tiempo para explorar las motivaciones del personaje y, en ocasiones, ni siquiera para memorizar el texto. Los cambios en el equipo de guionistas, aunque éstos mantengan una cierta unidad a partir de la coordinación de Peter Fischer, tampoco facilitan las cosas. Es difícil en estas condiciones darle consistencia al personaje, una vez resuelto el mayor problema del guión, que es el de incluir a Jessica Fletcher dentro de la historia previamente ideada, con un pretexto que justifique verosímilmente su presencia.
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