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Los socialistas franceses 'destapan' al presidente como su candidato

Lluís Bassets

Los socialistas franceses dieron ayer la señal de salida de su campaña para la elección de presidente de la República con un mitin en la ciudad de Nevers, a 230 kilómetros de París, en el que sólo faltaba el ingrediente más importante para esta circunstancia: el nombre del candidato que apoyará el Partido Socialista (PS). Pero la elección de esta ciudad en el departamento de la Niévre y los discursos de los dirigentes socialistas no dejan lugar para muchas dudas. La Nièvre es la circunscripción electoral donde el actual presidente de la República, François Mitterrand, ha venido obteniendo su acta de diputado desde hace 40 años hasta su elección, en 1981.Pierre Bérégovoy, alcalde de Nevers y ex ministro de Economía, y Lionel Jospin, el secretario general del PS, trazaron un retrato del candidato socialista que tampoco ofrece ningún equívoco. Jospin aseguró que la elección de Nevers para la celebración del primer mitin de esta curiosa campaña socialista sin candidato es "un guiño y un signo de amistad", pero además inició y terminó su discurso invocando el nombre del casi divinizado presidente socialista, en una concatenación de frases que no permite ninguna interpretación ambigua: "Estamos con François Mitterrand y haremos una formidable campaña para llevar a nuestro candidato hasta la victoria".

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Tampoco las aclamaciones de los 2.000 militantes socialistas que asistieron al mitin ni el gran cartel electoral con las palabras "generación Mitterrand" sobre la foto de un niño que toma la mano de un hombre mayor permiten pensar que el candidato sea algún otro dirigente socialista aparte del actual presidente. El único nombre vitoreado por la audiencia fue el de Mitterrand, y las frases que obtuvieron los subrayados más intensos en aplausos fueron las que sugirieron que el actual presidente, de 71 años de edad, volverá a presentarse para ocupar durante siete años más la jefatura del Estado.Jospin, en su primera intervención pública tras el anuncio de su próximo abandono de la máxima función dirigente dentro del PS, suscitó las simpatías de sus militantes, que parecen comprender su cansancio tras siete años de equilibrios y de sufrir empujones de las distintas corrientes y los numerosos barones socialistas. El fuego cruzado de los ex primeros ministros Pierre Mauroy y Laurent Fabius, que parecen abrigar ambiciones respecto a la primera secretaría socialista, parece haber sido uno de los motivos del cansancio de Jospin.

El otro es su persistente condición de outsider en todas las combinaciones gubernamentales durante los Gobiernos socialistas, situación que Jospin no desea prolongar tras la elección presidencial, momento especialmente oportuno para que este político de imagen juvenil, pero que ha llegado ya a los 50 años, pueda contar con la oportunidad de ocupar alguna alta responsabilidad ministerial.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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