Gerardo Iglesias censura los "personalismos" y "actitudes conspirativas"
Gerardo Iglesias reconoció ayer, ante los delegados al 12º congreso, que él nunca hubiera sido secretario general del PCE en una situación de normalidad. Defendió su gestión, en función de las circunstancias críticas en que se ha visto obligado a actuar, y no ahorró censuras a los "cantonalismos, personalismos, tendencias tribales y actitudes conspirativas" que, según el secretario general saliente, se han dado en el Partido Comunista de España.
Iglesias lamentó el retraso con que se ha convocado este congreso -él era partidario de haberlo hecho un año antes- y reconoció que cuando finalmente se realizó la convocatoria, contaba con haber continuado un mandato más en el puesto de secretario general. Sin embargo, "en los últimos meses", dijo, "se había desarrollado una corriente en el partido que se inclinaba al cambio en la secretaría general. Tal vez esa corriente fuera muy minoritaria, y yo no pienso que el secretario general deba contar con el consenso de todos los militantes; ello es improbable en democracia. Tampoco creo que deba plantearse en térrninos de mayorías o minorías, y en tal caso parece que no habría razones para que yo dejara la secretaría"."Pero, al calor de la no idoneidad del actual secretario general, opinión que es legítimamente sustentada por algunos camaradas, se está extendiendo en el partido la creencia de que las dificultades que encontramos para reconstruir nuestra fuerza electoral y social podrían ser superadas con lo que se da en llamar un liderazgo más fuerte". "Mi no continuidad", añadió Iglesias, .pretende evitar que se desarrolle esa creencia en el partído. De lo contrario, pienso que el nuevo secretario general contaría con todas las condiciones para volver a una dirección unipersonal y una concepción supere structural del partido, o sea, el retorno a un modelo por el que ya hemos pagado un alto precio".
Reconoció después que varios sectores comunistas nunca se han sentido plenamente identificados con él como principal dirigente, "aunque sólo fuera por el hecho de que mi candidatura fue sugerida por el anterior secretario general". Y tras esta alusión crítica a Carrillo -una de las muchas que prodigó a su antecesor-, Iglesias cambió un párrafo de su discurso. Donde pensaba decir "en este país con monarquía, las sucesiones no gustan" (así figuraba en el texto escrito), Iglesias dijo: ,,en este partido, las sucesiones no gustan".
El futuro
De cara al futuro, el secretario general saliente hizo hincapié en la necesidad de alcanzar la unidad de los comunistas. Mencionó las Iprandes posibilidades de lograr este objetivo con el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), que dirige Ignacio Gallego, mientras que dedicó severas críticas hacia el grupo de Carrillo. Iglesias declaró "sentenciado" a este grupo -en virtud de las áltimas confrontaciones electorales- y dejó claro que con él no hay acuerdo posible si sigue manteniendo el rechazo a la política de Uquierda Unida.
Respecto al insuficiente desarrollo de esta coalición, Iglesias recordó el reciente acuerdo del comité centiral, que declara incompatible la secretaría general del PCE con la presidencia de Izquierda Unida, "medida tendente a reforzar la personalidad y autonomía de la coalición".
Para Iglesias, su informe tiene tres conclusiones: primera, el PCE ha superado las pruebas más difíciles que tenía ante sí. Segunda, la situación nacional e internacional es ahora más favorable para la recuperación de un proyecto de izquierda transformadora. Tercera, el PCE está a tiempo de evitar que se malgasten las nuevas posibilidades de fortalecer el partido e Izquierda Unida. "No existen causas de fondo que puedan alterar la normalidad en nuestro partido", aseguró Iglesias, en una de las escasas frases de su largo discurso (dos horas y media) que aplaudieron unánimemente los delegados.
El hasta ahora responsable del PCE atacó "la derechización" del PSOE, pero reconoció la necesidad de contar con los socialistas a la hora de configurar "un bloque mayoritario". Para ello es necesario un mayor equilibrio de fuerzas que el actual; en otro caso "sería algo así como el abrazo del oso: te quiere, pero te destroza".
El socialista Joaquín Leguina, presidente de la comunidad autónoma madrileña, hizo referencia a estas palabras de Iglesias en su saludo al congreso. "Traigo un abrazo para todos vosotros, que puedo aseguraros que no es el del oso", dijo Leguina, en una intervención tan breve como aplaudida. Juan Barranco, alcalde de Madrid, acompañó a Leguina en esta sesión inaugural. Leguina se fundió en un abrazo con Iglesias, mientras Julio Anguita se mantenía hierático en su asiento.
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