UGT contra los 'hombres G'
La central desplaza a dirigentes felipistas y se adelanta a la operación de control preparada desde el PSOE
Los dirigentes de UGT que le iban a mover la silla a Nicolás Redondo -los nombres que salen en todas las quinielas son los de Antonio Puerta, Matilde Fernández y José Antonio Fernández Villa- ven peligrar su continuidad en cargos de responsabilidad del sindicato. Los tres conservan sus puestos en el comité federal del PSOE, y dos de ellos en la ejecutiva del partido, y están comprobando cómo entre las bases de UGT se ha iniciado un movimiento contra los dirigentes felipistas y guerristas, los hombres G. Una batalla que se ha adelantado a la ofensiva preparada desde Ferraz para controlar al sindicato.
Nicolás Redondo, cuando presentaba, el 29 de enero, ante el comité confederal de UGT a su candidato a la secretaría de acción institucional, Emilio Castro, dijo por tres veces: "Es ante todo un hombre fiel". Castro abandonó hace dos meses su escaño de senador del PSOE en respuesta a "la coherencia" solicitada por el máximo órgano de decisión del sindicato, el comité confederal, a sus dirigentes. Otras personas no han querido renunciar a la compatibilidad de cargos en el partido y en el sindicato.Y el PSOE ha designado, precisamente, a Matilde Fernández y a Femández Villa vocales adjuntos a Francisco Fernández Marugán en la secretaría de asuntos económicos y sindicales. En UGT se interpreta que es "una provocación más" y una decisión del partido que permite aventurar un empeoramiento de las relaciones. Un dirigente ugetista asegura que "no parece que Felipe González pretenda el diálogo con UGT, quiere una rendición".
El movimiento de contestación ha surgido en uniones que tradicionalmente han discrepado con los dirigentes de federaciones que han firmado acuerdos con el Gobierno que luego no se han cumplido, como los relacionados con la reconversión industrial, o han suscrito convenios inferiores a las directrices aprobadas por el comité confederal.
Oficialmente se asegura que en el sindicato no pasa nada, pero hay datos que indican lo contrario. La federación del metal, la más fuerte y la que cuenta con un mayor número de afiliados, prepara un congreso extraordinario para el día 8 de abril, en el que se cuestionará la gestión y la permanencia de su secretario general, Antonio Puerta.
La unión metalúrgica de Cataluña está dirigida por una gestora, formada después de que el máximo responsable, Francisco Neira, diputado del PSOE, perdiera las votaciones en un comité federal extraordinario celebrado la semana pasada.
Responsables de otras federaciones han manifestado en privado su desacuerdo con el desarrollo de la crisis del metal y la utilización anómala de los estatutos por las dos partes en litigio. Justo Fernández, líder de la banca y hombre muy distanciado de las tesis de Puerta, critica el intervencionismo de la dirección confederal, pero también está en contra de las maniobras que se han impulsado desde el partido.
Una gestora está también al frente de la organización de minería desde hace casi un año, tras un congreso suspendido por los enfrentamientos, incluso físicos, registrados entre los partidarios de Fernández Villa y José Antonio Saavedra. La comisión de conflictos no ha dado la razón a ninguno. La crisis sigue abierta.
En el seno de la federación de químicas, la política de su secretaria general, Matilde Fernández, encuentra serias discrepancias en las uniones de Cantabria y Cataluña. En esta última ha surgido un problema similar al del metal, aunque los críticos perdieron la votación. Matilde Fernández no oculta su convencimiento de que ella puede ser el próximo objetivo.
El sindicato de enseñanza estudia la convocatoria de un congreso extraordinario, aunque sus máximos dirigentes insisten hasta la saciedad en que no hay relación alguna con los problemas de otras federaciones, dado que aquí se trata de analizar por qué la FETE-UGT obtuvo unos resultados tan negativos en las elecciones sindicales entre el profesorado estatal.
'Caza de brujas'
La unión de Madrid y los sindicatos de maestros y enseñanzas medias han estudiado esos resultados y ha llegado a la conclusión de que la política seguida por la dirección de firmar acuerdos con el Ministerio de Educación que luego se han incumplido y las dificultades para cambiar la imagen de "sindicato del Gobierno" han influido negativamente.La salida de Puerta, Neira y buena parte de sus ejecutivas, de consumarse, se sumaría a la lista de dirigentes que han abandonado la dirección de UGT tras dar sobradas pruebas de sus discrepancias con Nicolás Redondo. Esa relación se inicia con José Luis Corcuera y continúa con Benjamín Castro, Juan Mazarrasa, Justo Zambrana y cuadros de empresa o que estaban en una segunda línea de responsabilidad.
No parece que las cosas estén mejorando. Todos los hombres puente que han intentado limar diferencias entre el sindicato y el partido socialista han fracasado. El mismo y nulo éxito han tenido en esa misión y en distintas épocas Manuel Chaves, Antón Saracíbar y José González Mora.
Ahora, Antón Saracíbar, el hombre responsable de organización del sindicato y que controla hasta el último rincón de la central, asegura que "no hay caza de brujas en UGT, aunque algunos la sientan".
Puerta paró una moción de apoyo a Redondo
Manuel Fernández, Lito, candidato a suceder a Antonio Puerta en la dirección del metal de UGT, esperaba el pasado martes los resultados del comité federal extraordinario, resguardado en una habitación del mismo hotel donde se celebraba la reunión.Estaba allí para ponerse al frente de la gestora que, según los críticos de Puerta, se iba a constituir ese día. Pero 23 votos contra 25, incluidos entre estos últimos los 11 de la ejecutiva, no bastaron para cambiar el orden del día con el objetivo de analizar sin demora la gestión de Puerta y fallar en contra. El comité se limitó a aprobar el único punto para el que había sido convocado: celebrar un congreso extraordinario, que tendrá lugar el 8 de abril. La toma del poder se ha aplazado.
La crisis del metal, latente desde muchos meses atrás, se destapó el 4 de octubre. Ese día se celebraba un comité ordinario de la federación, en el que Antonio Puerta presentó su gestión, como hace cada seis meses, y fue aprobada sin ningún voto en contra y con dos abstenciones.
Los problemas surgieron cuando el representante de Asturias, Eduardo Lafuente, propuso aprobar una moción de apoyo a Nicolás Redondo, que la dirección de la organización consideró no procedía.
Veinte días después, Lafuente inicia una recogida de firmas para solicitar un comité federal extraordinario en el que se analizaran la gestión de Puerta, su política sindical y las discrepancias con Redondo. La fecha propuesta era el 15 de enero, cinco días antes del congreso del PSOE.
Las firmas recogidas no eran suficientes, y no se celebró el comité hasta que Puerta comprobó que la situación era insostenible. Entre tanto se han producido reuniones de los críticos con miembros de la ejecutiva confederal, consideradas por Puerta antiestatutarias, y reuniones reservadas de éste con destacados responsables del partido socialista. La batalla en los dos meses que faltan hasta el congreso extraordinario del metal se prevé muy dura.
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