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Unas relaciones difíciles

Santiago Segurola

Las relaciones entre John Toshack y su plantilla han sido difíciles, en ocasiones presididas por una extremada tensión. Acostumbrados a participar en la convivencia endogámica de los equipos vascos -sociedades cerradas que propician indisolubles lazos de unión entre los futbolistas y un trato casi paternal por parte de directivos y entrenadores-, los jugadores de la Real Sociedad han tardado en digerir la personalidad de Toshack, un técnico foráneo, sin duda brillante, formado en el severo parvulario del Liverpool, que une raptos de inusitada rigidez a un acusado sentido del humor.Toshack ha protagonizado un rico anecdotario en la Real Sociedad. Hace dos años, preso de un monumental enfado por una derrota frente al Oviedo en la Copa, ordenó el regreso a San Sebastián bien entrada la madrugada, cuando los jugadores dormían el sueño de los derrotados. La pasada temporada, en el epicentro del conflicto que desató el anuncio de las bajas de López Ufarte, Zubillaga y Sagarzazu, Toshack voló a Canarias para acentuar el bronceado que luce perennemente.

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Toshack: talento, destreza y personalidad

En aquellos días, los jugadores donostiarras protagonizaron uno de los capítulos más insólitos en la historia del fútbol español. La plantilla firmó un comunicado público que criticaba con enorme dureza a la directiva del club y a su entrenador, al que acusaban de presionar injustificadamente a los jugadores por medio de sus declaraciones en la prensa. El grado del enfrentamiento lo daba la denominación que otorgaban a su entrenador: J.T., iniciales del técnico galés, al que en ningún momento citaban por su nombre completo.

El punto de inflexión en las relaciones se produjo con motivo de la victoria de la Real Sociedad en la Copa del Rey. Toshack lo reconoce implícitamente cuando se refiere a aquel triunfo como el umbral de un nuevo período. Aquella noche, todos los jugadores de la Real Sociedad, hasta los más molestos con el galés, aceptaron definitivamente la grandeza de su conductor. Y Toshack probablemente comprendió el delicado entramado humano de un equipo que sustenta su éxito sobre los valores comunes en las pequeñas sociedades: la solidaridad, el conocimiento, la generosidad y el sacrificio.

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