Tres ancianos mueren asfixiados por un escape en la cocina de gas butano

Dos mujeres y un hombre de entre 66 y 73 años fueron encontrados sin vida a última hora de la noche del pasado lunes en un piso sito en la finca número 29 del paseo Imperial, en el distrito madrileño, de Arganzuela. La causa de su muerte fue la intoxicación por monóxido de carbono, posiblementente desprendido por un escape en la cocina de gas butano, según informaron fuentes policiales, que citaron el dictamen del médico forense que realizó las autopsias.

Antonio Martín Valsalobre y su esposa, Dolores González Santomé, ambos de 66 años, fueron vistos con vida por última vez a mediodía del domingo. Desde entonces, habían desaparecido inexplicablemente y no habían respondido a ninguna de las llamadas telefónicas que había efectuado su hijo a su domicilio.Sobre las once de la noche del lunes, el hijo del matrimonio no aguantó más y se trasladó a la vivienda de sus padres. Nada más entrar en la cocina, descubrió los cadáveres caídos en el suelo. Junto a ellos estaba también Victoria Martín Valsalobre, de 73 años, viuda, hermana de Antonio, la cual pasaba el día de fiesta con sus familiares.

Un testigo presencial del hallazgo de los cadáveres dijo que "habían caído fulminados, sin tener tiempo de pedir auxilio. Victoria y su hermano, Antonio, se hallaban junto a la mesa. Dolores, la esposa de éste, estaba cerca de la pila de la cocina. Había sillas caídas y vómitos en el suelo".

Los familiares de las víctimas aseguraron que en la casa no olía a gas y se inclinaron a pensar que la causa del suceso podía haber sido una posible intoxicación por comer alimentos en mal estado. Sin embargo, el forense que realizó la autopsia dictaminé que las muertes aparentemente se debieron a la inhalación de monóxido de carbono u otro gas tóxico. En un principio se pensó en la mala combustión de un calentador de agua.

Fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid indicaron que los funcionarios que se encargan de la investigación del caso descubrieron que estaba abierta una de las llaves de la cocina, alimentada por una bombona de gas butano. La espita de la bombona estaba abierta y uno de los mandos de la cocina no estaba completamente cerrado.

En la vivienda no olía a gas en el momento de producirse el hallazgo de las víctimas, que llevaban muertas más de 24 horas. Durante ese tiempo, una pequeña corriente de aire limpió la atmósfera de la habitación, según fuentes policiales.

Pese al dictamen del médico forense, la policía recogió muestras de todos los alimentos que los tres ancianos consumían en el momento de morir.

Antonio Martín se había jubilado hace aproximadamente un año. Hasta esa fecha había regentado una pastelería en la localidad madrileña de Las Matas y una discoteca de la capital, según sus familiares.

Un vecino dijo que Antonio "había sido carabinero durante la República y ahora se dedicaba desinteresadamente a arreglar los papeles para que pudieran cobrar una pensión los militares que habían luchado en el bando antifranquista".