Luis Aragonés sufre una nueva depresión que le impide dirigir al Barcelona
Luis Aragonés, el técnico del Barcelona, padece "un síndrome de agotamiento por estrés", según los servicios médicos del club azulgrana, y desde ayer permanece recluido en su domicilio bajo tratamiento. Provisionalmente, Carles Rexach, el segundo entrenador, se ha hecho cargo del equipo, que esta noche se enfrenta al Castellón en la Copa del Rey. "De momento, afirmó un directivo, "sólo nos preocupa cuidar al enfermo. En una segunda etapa, ya veremos qué medidas tomamos". La directiva ya se plantea que Rexach ejerza las funciones de preparador hasta final de temporada.
Luis fue visitado ayer en su domicilio por el doctor Carles Bestit, jefe de los servicios médicos del Barcelona, que lo encontró "abatido y con un profundo síndrome de agotamiento".A pesar de que, oficialmente, el tiempo de recuperación de Luis se estima que no superará "las dos o tres semanas", se ha podido saber que es difícil que el técnico azulgrana supere en un plazo breve la profunda depresión nerviosa que padece. De ahí, que la directiva barcelonista se plantee ya la posibilidad de sustituirle definitivamente por Rexach, que ocuparía el cargo de entrenador hasta final de temporada. Asimismo, la directiva está dispuesta a autorizar a Luis a que se traslade a Madrid para proseguir su proceso de recuperación.
Ayer se comentó que Luis podía haber presentado su dimisión, pero este extremo fue desmentido por personas próximas al técnico azulgrana.
Cuidar el enfermo
Nicolau Casaus, vicepresidente azulgrana, dijo: "Luis está físicamente mal. Le duelen todos los huesos. Por tanto, nuestra primera preocupación es cuidar al enfermo, envolverlo bien, y esperar". Según otro directivo, el club solicitó antes de contratar a Luis diferentes informes sobre el estado de salud del entrenador y "en todos ellos se decía que estaba recuperado". Sin embargo, desde hace algunas semanas, diversos dirigentes habían detectado que el técnico madrileño tenía diferentes lapsus y su estado anímico era muy variable.Carles Rexach, que, en compañía del preparador físico, Ángel Vilda, dirigió el entrenamiento de ayer, explicó en una conferencia de prensa la situación de Luis: "El sábado, antes de irse a Zaragoza, hablé con él y estaba perfectamente bien. El problema surgió después del encuentro, cuando parece que comentó a algún jugador y a alguien más de la expedición que se encontraba mal, que estaba nervioso. Supongo que debía de ser algo depresivo. El lunes me llamó y no vino al campo. Y hoy [ayer, martes] me ha vuelto a telefonear desde su casa de Barcelona para decirme que me hiciera cargo del entrenamiento y que después le contara cómo había ido. Así que le he llamado y me ha dado la lista de jugadores convocados para el partido contra el Castellón".
El nerviosismo de Luis fue tan patente en Zaragoza que el doctor Henríquez le suministró un tranquilizante nada más llegar al campo de La Romareda e incluso le entregó medicación para después del partido. Miembros de la delegación azulgrana temieron que la conferencia de prensa posterior se alargase, ya que creyeron que Luis terminaría hundiéndose ante los periodistas.
"Para mí", contestó Rexach cuando se le preguntó por su interpretación de los hechos, "no se trata de ningún tema deportivo, ya que los últimos resultados han sido bastante buenos y, además, en Zaragoza se jugó bien, por lo que debe de tratarse de alguna enfermedad". Y añadió: "Luis ha pasado por un proceso de altibajos, ha tenido días flojos y otros en que su moral estaba muy alta, pero siempre dejó dicho que si algún día se encontraba mal lo diría. Y así lo debe de haber hecho, aunque, después del buen partido de Zaragoza, yo no me esperaba este desenlace".
Los síntomas de la enfermedad de Luis son parecidos a los que ya sufrió siendo entrenador del Betis (1981) y del Atlético de Madrid (1986), cuando se vio obligado a dejar su cargo por una ciclotimia, o sea alteraciones periódicas del humor.
El doctor Enrique Ibáñez, del Atlético, profundo conocedor de Luis, señaló ayer que "la ciclotimia es una enfermedad cíclica, de la que el enfermo puede recuperarse perfectamente sin que deje huella. Pero nadie puede garantizar que no vuelva a surgir". Ibáñez, que tuvo un grave enfrentamiento con Javier Castedo, ex vicepresidente del Atlético, por este asunto, negó haber realizado un informe en el que aseguraba que el técnico es irrecuperable: "Eso no sólo es falso, sino absurdo". Ibáñez sí aseguró que "las depresiones que sufre Luis son endógenas, interiores, y no provocadas por el ambiente".
Sobre las circunstancias que rodean la depresión de Luis, el diario El Alcázar publicó el pasado 30 de diciembre, en la sección Paseante en corte y junto a una caricatura del técnico, esta información: "Unos se apuntan a las ganancias y otros a las pérdidas. Mal despidió el año un empedernido jugador, entrenador de uno de los grandes del fútbol español, aunque este año esté empequeñecido. Se dejó en el casino Gran Madrid alrededor de los cinco millones de pesetas ganados con el sudor de sus tácticas".
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