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Lucila Gómez-Baeza

Una empresaria convencida de que la suerte puede fabricarse

Lucila Gómez-Baeza, vicesecretaria general del Círculo de Empresarios, no se siente demasiado feliz cuando alguien recuerda que es la única mujer que pertenece a la junta directiva de una organización en la que todos los socios son hombres. No quiere explotar en demasía un dato que, más allá del currículo, apenas representa algo sustancial en su vida. En estos momentos coordina un programa pionero que le apasiona: hacer que los parlamentarios españoles conozcan la vida interna de las empresas.

No ha inventado nada nuevo, matiza. En otros países los parlamentarios están familiarizados con el mundo empresarial desde hace tiempo. En España son ya 16 empresas, a las que se han unido otras cinco más, las que han decidido abrir sus puertas a los diputados. En respuesta simétrica, han sido 16 los parlamentarios que en una primera etapa han mostrado interés en visitar tales empresas e incluso, si se tercia, asistir a sus consejos de administración.Actividades como ésta son las que satisfacen de veras a Lucila Gómez-Baeza, una perfeccionista que desde hace unos años sólo emprende lo que hace bien. Pero antes de llegar a esta posición ha pasado, como es lógico, por etapas menos halagüeñas. Sus comienzos profesionales, al margen de un breve período como profesora antes de casarse, están ligados a las vicisitudes de su vida familiar. "Me casé a los 23 años, y a los 11 meses me quedé viuda con un hijo de 15 días". Razones de peso que la obligaron a olvidar la docencia para meterse en esa carrera de ascensos y promociones que ofrece el mundo empresarial.

Lucila Gómez-Baeza se considera la segundona de una familia de cuatro hermanos, todos ellos triunfadores. Ella, desde luego, también lo es, pero no ha olvidado que de niña se sintió segunda en varios aspectos. Hoy, a los 45 años, ve la vida de otro modo: "Me espanta la palabra, pero me siento realizada".

Paradójicamente, su forzada soltería posmatrimonial le dio alas. "He dirigido durante siete años una empresa de servicios en el campo de las relaciones públicas". Organizando congresos fue fichada por Juan Antonio Andreu, con quien había colaborado durante los Mundiales de golf, para trabajar en el Gabinete de Arias Navarro justo en el período en que se iniciaba la agonía franquista, "Fue una época interesante en la que el Gabinete colaboró estrechamente en la operación Lucero, que se puso en marcha tras la muerte de Franco. Al terminar la etapa de Arias finalizó también su experiencia dentro de la Administración. Y fue entonces cuando se integró en el grupo fundador del Círculo de Empresarios.

"Mi vida, como la de las mujeres y la de toda la sociedad, ha cambiado extraordinariamente en los últimos 10 años. Recuerdo lo duro que fue para mí ser viuda siendo tan joven. Era la sola por excelencia, y sólo me invitaban para rellenar huecos. Naturalmente, yo iba a todo, faltaría más".

Ahora, encauzada su vida profesional y con un talante de mujer fuerte que no desmienten sus menudas pero intermitentes enfermedades, ha vuelto a casarse. De su actual marido, Manuel Gómez de Pablos, presidente de Iberduero y del Patrimonio Nacional, dice algo que suena muy bien: "Aporta, entre otras cosas, una gran belleza a mi vida".

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