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El especulador financiero Ivan Boesky, condenado a tres años de prisión

Francisco G. Basterra

El especulador financiero Ivan Boesky, uno de los genios de Wall Street, fue condenado ayer a tres años de cárcel por un delito de negociar en bolsa con información reservada. Este es el precio de la codicia, fijado por el juez de Manhattan Morris Lasker, que deberá pagar Boesky, un elegante multimillonario de 50 años, cuya condena marca el principio de una nueva etapa de investigación judicial de la delincuencia financiera de guante blanco en Wall Street.

Morris Lasker dijo que el fallo es una señal "alta y clara" para Wall Street y criticó al mundo financiero por su "falta de moralidad". "Espero que sirva como ejemplo para otros", afirmó el juez al condenar a Boesky por un delito de conspirar para realizar declaraciones falsas al SEC, la agencia federal que regula los mercados de valores, del que se había declarado previamente culpable. El financiero condenado consiguió hacer una fortuna invirtiendo en empresas que sabía que estaban a punto de ser compradas.Boesky ha recibido una sentencia relativamente blanda -podría haber sido condenado a cinco años y multado con 250.000 dólares- gracias a la colaboración "sin precedentes" que ha prestado a los fiscales que investigan el complejo mundo de "corrupción sistemática" en Wall Street. Se habla ya de 12 procesamientos más por el caso de la utilización ilegal de información confidencial, que ya ha provocado la detención de altos ejecutivos de firmas importantes como Goldman Sachs y Kidder Peabody. La compañía de inversiones Drexel Burnham Lambert, que recibió 5,3 millones de dólares de Boesky corno pago por servicios de asesoría, está bajo sospecha de haber dado información reservada a especuladores.

Sana codicia

La condena de Boesky, que iba por las universidades dando conferencias en las que afirmaba que "la codicia es sana", es un símbolo de un año en el que el mundo financiero norteamericano ha sido sacudido por problemas de ética y corrupción, a los que el 19 de octubre se unió el histórico desplome de la Bolsa. Boesky, que se ha declarado "profundamente avergonzado", ha pasado los últimos meses ayudando a los vagabundos y asistiendo a clasesven un seminario de teología judía. Su abogado se quejó ayer de que "desgraciadamente su cooperación ha servido para estimular la petición social de venganza".Boesky, que se especializaba en especular con acciones de empresas que estaban a punto de ser compradas o vendidas con información confidencial que obtenía pagando millones de dólares, permitió a los agentes del Gobierno que grabaran sus conversaciones con sus fuentes y acudió a algunas citas llevando micrófonos ocultos en su cuerpo. "Nos ha dado una visión de la rampante conducta criminal que ha penetrado en el mundo de los mercados financieros a niveles desconocidos hasta ahora", asegura la fiscalía de Nueva York.

Boesky ya pagó al Gobierno 100 millones de dólares, 50 en multas y otros tantos como devolución de beneficios ¡legales. Pero su acuerdo con la Justicia ha sido criticado por la opinión pública que estima que el financiero, conocido como el rey del arbitraje, obtuvo cientos de millones de dólares de ganancias ilícitas en sus operaciones. Boesky continúa viviendo en un lujoso apartamento de la Quinta Avenida y posee una casa de campo con 50 hectáreas de terreno -que ha puesto a la venta- en las afueras de Nueva York.

Para algunos observadores la sentencia contra este especulador es demasiado blanda y barata, y no será suficiente para disuadir la continuación de prácticas ilegales en Wall Street. Otros consideran que el celo de los investigadores perjudicará a la bolsa. Pero el fiscal de Nueva York Rudolph Giuliani, un profesional decidido a limpiar Wall Street y a acabar con la Mafia, ha declarado que "sea cual sea la situación del mercado de valores, nuestro trabajo consiste en que se cumplan las leyes, no en proteger los beneficios".

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