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El PCE ofrece su sede como garantía del pago de las deudas electorales

El Partido Comunista de España (PCE) negocia con entidades bancarias dos créditos-puente por valor de 650 millones de pesetas, a fin de hacer frente a 400 millones de deudas electorales, que vencen a finales de mes, y a los gastos más urgentes de funcionamiento del partido. Como garantía de los créditos solicitados, el PCE ha ofrecido parte de su patrimonio inmobiliario, cuya pieza principal es la sede del comité central, en Madrid.

El PCE ha recibido ofertas de compra de su edificio principal, en la calle de la Santísima Trinidad de Madrid. Situado en una zona céntrica de la capital de España, se ha visto beneficiado por la revalorización derivada del boom inmobiliario de los últimos años. La hipoteca del Banco Popular respecto del mismo ya ha sido pagada prácticamente por entero. Se calcula que el edificio de Santísima Trinidad vale 800 millones de pesetas.Esta operación inmobiliaria, unida a las subvenciones estatales, permitiría enjugar las deudas y sobraría dinero. Pero buena parte de los dirigentes se resisten a ello. Una hipoteca sobre el edificio de Santísima Trinidad es la contrapropuesta que el PCE ha hecho para garantizar los créditos-puente solicitados, con los cuales podría hacer frente a las obligaciones de pago más urgentes.

El patrimonio inmobiliario del PCE está valorado, en su conjunto, en 1.200 millones de pesetas. El monto de sus deudas actuales se acerca mucho a dicha cifra. Estos datos fueron estudiados en una reunión del comité ejecutivo del partido celebrada la semana pasada, que estudió fórmulas para intentar la máxima austeridad de funcionamiento.

Retención de subvenciones

De momento, las entidades acreedoras han retenido las subvenciones estatales que corresponden al PCE, que ascienden a 260 millones de pesetas anuales. Estas ayudas, que se abonan por mensualidades, son las previstas en la ley de financiación de partidos políticos.Todo ese dinero se aplica directamente al pago de la deuda acumulada por Izquierda Un¡da en las elecciones legislativas de 1986 y en las municipales y autonómicas de 1987. Los compromisos previos dejaban claro que la subvención estatal correspondía a la coalición y no a cada uno de sus socios, lo cual ha producido pequeñas tensiones internas. Según fuentes del PCE, ha primado finalmente el criterio de atender las deudas de la coalición para poder presentarse a las próximas elecciones.

El nerviosismo de los dirigentes comunistas se debe también a problemas de liquidez. Algunos diputados y altos cargos del partido no cobran sus sueldos desde el mes de octubre, que son retenidos en su totalidad por el partido. También se intenta disminuir en un 30%. los gastos generales de funcionamiento, después de las medidas de reducción de plantilla ya adoptadas silenciosamente hace unos meses.

Para resolver los problemas más inmediatos, el PCE había lanzado un plan de recaudación de cuotas extraordinarias. Sin embargo, la campaña se desarrolla con una "considerable lentitud", según reconoció un dirigente del comité ejecutivo.

El partido ha pedido 10.000 pesetas a cada uno de sus 60.000 militantes, con la esperanza de recaudar 600 millones por este procedimiento. Sin embargo, sólo ha recibido hasta ahora la sexta parte de dicha cantidad, siempre según la fuente antes citada.

La militancia no responde, y además parece existir un gran desconcierto entre las bases comunistas a causa de las sucesivas crisis y divisiones del PCE en la transición. Actualmente, la organización dirigida por Gerardo Iglesias, que es la que mantiene el uso legal del nombre Partido Comunista de España, ha perdido la mitad de su militancia respecto a la que actuó como tal en la transición.

Medios bancarios consideran "grave, aunque no desesperado", el estado financiero de dicho partido. Las deudas globales del PCE se han disparado después de las elecciones legislativas de 1986 y las municipales y autonómicas de 1987. Tras la campaña del referéndum contra la permanencia de España en la OTAN, la deuda era inferior a 500 millones de pesetas, pero después de los procesos electorales antes citados se ha elevado a 1.100 millones.

Mientras algunos dirigentes del PCE no se explican cómo ha podido elevarse tanto el nivel de deudas, el responsable de finanzas del partido, Francisco Palero -secretario de organización-, elaboró un informe para el comité ejecutivo en el que afirma que los comunistas han bajado la guardia en la recogida de dinero. Palero es partidario de que las organizar,iones regionales y locales incrementen sus actividades para aportar fondos.

"Somos una empresa en reconversión", afirmó Juan Berga, miembro del comité ejecutivo y portavoz del partido, quien reconoció la gravedad de la situación. "Nuestro problema es de liquidez, de caja. Vamos a pasarlo mal en los próximos meses". No obstante, Berga aseguró que, a medio plazo, la política de financiación del PCE está garantizada, y que el objetivo inmediato es "limpiar de deudas a Izquierda Unida antes de que sean convocadas las próximas elecciones".

El proceso de elaboración de los presupuestos del partido para 1988 ha quedado condicionado a que se encuentren soluciones a los problemas más urgentes. Una próxima reunión del comité central tiene que fijar, no obstante, un plan al respecto después de una previa consulta a los comités regionales del partido.

Esta grave situación financiera se produce en el período de preparación del congreso del PCE, previsto para el mes de febrero. Una de las propuestas en estudio consiste precisamente en defender la necesidad de un mayor peso de la banca pública, en la perspectiva de un proceso de nacionalización.

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