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Felipe González transmitió a los dirigentes del PSOE la necesidad de frenar los ataques de UGT

La necesidad de frenar los ataques de UGT fue el tema principal estudiado por Felipe González y los dirigentes regionales del PSOE durante la reunión celebrada el pasado miércoles en la sede del partido, en la madrileña calle de Ferraz. Ese debate, en el que se produjeron muchas intervenciones, fue el asunto central de la larga reunión. La mayoría de los dirigentes se mostraron a favor de esa línea, si bien al menos tres secretarios regionales rechazaron una estrategia de enfrentamiento. Es la primera vez que se plantea una crítica tan agria a UGT en la dirección del PSOE.

La postura actual de Nicolás Redondo y de la ejecutiva ugetista, en el sentido de acentuar la separación de UGT respecto del Gobierno y del PSOE, es interpretada por algunos responsables socialistas como un deslizamiento del sindicato al terreno político. Desde el punto de vista de dichos dirigentes, el partido puede estar "al límite de la paciencia", según informaron a este periódico fuentes cualificadas.Los dirigentes regionales del PSOE, convocados sin previo orden del día, se encontraron el miércoles con una invitación expresa de Felipe González a debatir el problema sindical. Además de suscitar la cuestión, el secretario general socialista hizo un llamamiento "a la responsabilidad" de los dirigentes allí reunidos. Eso explica el muro de silencio levantado en torno al contenido de tan larga e importante reunión.

El espíritu del debate podría resumirse así: el partido socialista ha aguantado, hasta ahora, el proceso de radicalización de UGT, pero ya no está dispuesto a soportar más la campaña de los dirigentes ugetistas por todas las regiones.

El 31º Congreso

Ese análisis no está directamente relacionado con el 31º Congreso del PSOE. Los máximos dirigentes del partido, reunidos el miércoles pasado, se mostraron de acuerdo en que UGT no pretende desestabilizar a Felipe González. Incluso la decisión de Nicolás Redondo, en el sentido de no asistir como delegado al 31º Congreso, se valoró como una retirada de los ugetistas a sus cuarteles de invierno.

Pero gran parte de los reunidos en la calle Ferraz creen que UGT puede desgastar al partido en los procesos electorales de los próximos años, generalizando así una estrategia ya iniciada en algunas regiones, con motivo de los comicios del 10 de junio pasado.

Según el análisis de los máximos dirigentes del PSOE, el deterioro de relaciones con UGT no se puede sostener, porque de continuar así, corre grave peligro el proyecto socialista.

Muchos de los secretarios regionales expresaron, con diferentes matices, su coincidencia en el análisis de la gravedad de la situación. Pero la unanimidad no fue total. Los secretarios generales de Madrid y de Canarias, Joaquín Leguina y Alberto de Armas, respectivamente, estuvieron de acuerdo en que el enfrentamiento PSOE-UGT es grave, pero no aprobaron una estrategia de enfrentamiento con el sindicato. Raimon Obiols, secretario general del PSC-PSOE, tampoco estuvo de acuerdo con una ofensiva contra UGT. Localizado anoche en Madrid por este periódico, Leguina se negó a confirmar o desmentir dato alguno y se limitó a decir: "Si otros hablan, yo me consideraré autorizado para hacerlo".

La preparación del 319 Congreso, en sí, ocupó sólo una parte de la reunión. Cada dirigente regional informó sobre la situación de su federación, el proceso de elección de delegados y las enmiendas a la ponencia-marco. Apenas hubo referencias a la composición de la futura comisión ejecutiva federal, y por tanto a las cuestiones polémicas que este tema suscita (papel de tos dirigentes territoriales, eventual trasvase de ministros y otros).

Todo ello después de una exposición de Alfonso Guerra, vicesecretario del partido, acerca de la necesidad de conectar con la sociedad e impulsar el proyecto político de los socialistas, un asunto directamente vinculado al congreso.

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