Las bolsas españolas continuaron ayer bajo la presión vendedora en una sesión en que todas cerraron con pérdidas
Las bolsas españolas fueron ayer de nuevo víctimas de la presión vendedora, sin que en el horizonte inmediato aparezcan síntomas que permitan prever un cambio de tendencia. Ayer, sin embargo, las bolsas consiguieron alterar el ritmo de sus bajas, al frenar Madrid ligeramente su caída y terminar la sesión con 7,79 puntos menos. Barcelona perdió 10,25; Bilbao 14,45, y Valencia, 4,74, cantidades que en términos porcentuales oscilan entre el 2,17% de Valencia y el 6,27% de Barcelona. Las pérdidas acumuladas se aproximan ya al 29% para el mercado madrileño, lo que lleva a las bolsas españolas a una situación límite.
La preocupación, que hasta ahora no encontraba puntos de referencia, se está centrando en el corto plazo, en concreto en el mercado a crédito. El volumen de títulos adquiridos a crédito en un mercado presumiblemente alcista se aproxima a los 14 millones de acciones, de los que una buena parte deberían prorrogarse hoy. La opinión de los inversores era ayer francamente negativa al respecto, pues se suponía, al parecer con fundamento, que no se prorrogarán operaciones a crédito y sus titulares se verán obligados a hacer efectiva la diferencia entre la entrega inicial, el 50%, y el importe total de la operación.Las diferencias de criterio entre las bolsas, también en este tema del crédito, podría desviar operaciones hacia Barcelona -en donde no se han suspendido- en un intento de cubrirse a la espera de acontecimientos. La situación es muy comprometida y el diferente tratamiento que cada bolsa está dando no sirve, precisamente, de ayuda a los inversores, ni grandes ni pequeños.
Empuje del papel
La ampliación de las diferencias entre cotizaciones hasta el 20%, en Madrid, y la limitación al 10% para los valores bancarios, en Bilbao, tampoco ha aportado novedad alguna al comportamiento de los inversores en ninguno de los dos mercados, pues el empuje del papel se ha mantenido tanto en este sector como en el resto. Las expectativas de una reacción técnica -reflejadas en el incremento de la contratación en la sesión del martes- se han disuelto y el mercado vuelve a quedar bajo el temor a un nuevo e importante recorte.La actitud de las instituciones, aparentemente al margen de los movimientos vendedores, está ayudando a que el pánico no alcance cotas aún mayores, aunque el hecho de que no intervengan con este nivel de precios se traduce, para algunos inversores, en la seguridad de que las cosas no van a quedar así. La evolución de otras bolsas extranjeras, tras los primeros momentos en que los mercados se miraban unos en otros, parece haber perdido toda capacidad para influir en los acontecimientos españoles, ya que Madrid no ha subido ni una sola sesión desde el pasado día 20, y ya entonces llevaba cinco jornadas bajando.
Los inversores perecen tener razones sobradas para observar el futuro con cierto escepticismo, al menos el futuro a muy corto plazo, aunque ellos mismos con sus temores incontrolados hayan contribuido bastante para llegar al punto en que ahora se encuentran.
Escepticismo ante el futuro
La Bolsa de Barcelona bajó ayer 10,25 enteros y su índice quedó fijado en 153,11 puntos, frente a los 163,39 de la jornada anterior. La sesión volvió a caracterizarse por la abundancia de papel en venta y la escasez de transacciones debido a la falta de dinero. En la mayoría de los casos, sólo cuando el precio de los valores había caído el 10% permitido asomaron algunas órdenes compradoras que no variaron el panorama.En medios bursátiles se comentó que la situación había "desbordado cualquier expectativa". El pánico de la semana pasada se ha visto sustituido por una cierta perplejidad de los operadores, quienes han constatado que ni siquiera los movimientos especulativos propician repuntes del índice en los momentos previstos. Otras fuentes dijeron que la continuada tendencia bajista ha decidido a vender a quienes mantenían todavía operaciones a crédito, y subrayaron la importancia psicológica que en la sesíón de ayer tuvieron las últimas sesiones negras de Wall Street y de Tokio.
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