Juan Carlos Arteche,
El jugador internacional del Atlético de Madrid, demostró anteayer que su dureza en el terreno de juego también se mantiene incólume más allá del césped. Ocasión tuvo de comprobarlo un delincuente anónimo que quiso robar en el interior de su automóvil. Estaba el futbolista almorzando en un restaurante de la calle de Chinchilla de Madrid cuando fue avisado por unas dependientas de Galerías Preciados de que estaban tratando de robar en su coche. El jugador salió disparado y en pocos segundos pilló in fraganti al ladrón. Con el caco sujeto por el cuello, Arteche hizo una demostración de energía deportiva. Ayudado por un amigo y jaleado por una nube de curiosos, repartió puñetazos, patadas en la boca y otras caricias que dejaron al chorizo bastante deteriorado. Cuando se cansó de repartir leña, el futbolista dejó marchar al delincuente, que huyó tambaleante. Después del escarmiento, el jugador acudió raudo a lavarse una herida de la mano. El ladrón le había mordido y el jugador temía el contagio de cualquier rara enfermedad, porque -según sus propias palabras- "esta gente tiene de todo".
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