La iluminación del INEF estaba a un doceavo de su capacidad cuando murió Jesús Gil
La iluminación del estadio del INEF de Madrid se encontraba a "menos de un doceavo de su capacidad" cuando, el pasado miércoles, Jesús Gil resultó alcanzado mortalmente por la jabalina lanzada por Javier Bugallo, según una comunicación del club de ambos atletas, el Maratón. También señala que Bugallo tenía permiso para entrenarse en el INEF. El Consejo Superior de Deportes (CSD) tiene constancia de que ese permiso correspondía a la pasada temporada.
El CSD ha abierto una investigación sobre las causas del accidente, y desde el primer momento ha rechazado que hubiera negligencia sobre la iluminación que en esos momentos había en el estadio. El club Maratón ha señalado que, al margen de que se encontrara a un doceavo de su capacidad, la luz se concentraba en la zona de llegadas, donde sí es posible leer los dígitos de un cronómetro -razón argumentada por el CSD para considerar la iluminación como suficiente-, pero Jesús Gil se encontraba a 140 metros del foco luminoso.Sobre la autorización de ambos atletas para entrenarse en el estadio del INEF, el club Maratón asegura que "Javier Bugallo tiene derecho a entrenar en el INEF al encontrarse entre los 10 primeros atletas del ranking nacional y ser campeón de Madrid en lanzamiento de jabalina, y así tiene este derecho plenamente reconocido por la Federación Española de Atletismo y el CSD, mediante autorización nominativa y sin ningún tipo de limitación". Como entrenador, también asegura el club que Bugallo "se encuentra habilitado para realizar su función en esta instalación, al serlo de Inmaculada Pérez, atleta de la selección nacional, igualmente autorizada". En cuanto a Jesús Gil, "no tenía la correspondiente autorización expresa para utilizar la pista; pese a ello, lo hacía a diario, sin ninguna oposición. Y sabido es que el reconocimiento tácito y no esporádico de una situación de hecho, por la autoridad competente o por persona delegada por la misma, puede equipararse a una autorización.
La nota añade que Bugallo se encontraba en la parte central de la instalación "para evitar el cruce de personas que, entrenando en otras pruebas, pudieran invadir la zona utilizada para el lanzamiento de jabalina". Concluye señalando que "resulta impensable que ambos fueran imperitos en la materia, cuando la Escuela Nacional de Entrenadores eligió a estos dos atletas como demostradores para ejecutar el lanzamiento de jabalina, por lo que fácilmente se puede concluir que su técnica y, por tanto, la posibilidad de dominar el artefacto son óptimas, y, por ende, el accidente no se puede achacar a negligencia, culpa, ni siquiera levé, o impericia de los mismos".
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