Intranquilidad en el país de los mañanas apacibles
Corea del Sur, el país de las mañanas apacibles, según la traducción de su nombre, se caracteriza, curiosamente, por todo lo contrario. Su agitada historia, no sólo antigua, sino también moderna, así lo atestigua.Colonia japonesa desde 19 10, la URSS y Estados Unidos la dividieron en dos zonas de ocupación, separadas por el paralelo 38, tras la rendición nipona en 1945 después de su derrota en la II Guerra Mundial. Dos años después se crearon los dos países oficialmente: República de Corea, el Sur, el 15 de agosto, y República Popular Democrática de Corea, el 9 de septiembre.
En 1949, Estados Unidos retiró sus tropas de Corea del Sur y un año después, el 25 de junio, su territorio fue invadido por Corea del Norte. La guerra se extendió hasta 1953, manteniéndose al final las posiciones, y al año siguiente el Gobierno surcoreano firmó un tratado de defensa mutua con Estados Unidos. En la actualidad, continúan unos 40.000 militares norteamericanos en el país.
La idea de pedir los Juegos Olímpicos partió del presidente Park Chung Hee, que llegó al poder en 1961 tras un golpe de Estado y fue asesinado en 1979 por miembros de la Agencia Central de Inteligencia coreana. Su jefe, Chung Doo Hwan, accedió a la presidencia en 1980 y aún se mantiene. Siempre bajo regímenes autoritarios, la violencia no ha cesado. En mayo de 1980 la represión en Kwanju, al sur del país, ordenada ya por Chung, provocó centenares de muertos. En los últimos años, las revueltas estudiantiles, sobre todo, junto a la presión de la oposición, han llevado al presidente a ceder en los cambios. La muerte de un joven, tras ser torturado, hizo incluso caer el Gobierno. Ahora, habrá elecciones en diciembre de este año, antes de los Juegos.
Por el medio, en 1983, quedó el derribo de un jumbo comercial por cazas soviéticos y el atentado de Rangún (Birmania), contra Chung, con cuatro ministros muertos, supuestamente perpetrado por agentes norcoreanos.
Corea del Norte es el enemigo eterno, también utilizado como disculpa para tener ocupados a los surcoreanos con patriotismos continuos y periódicas alarmas o simulacros de ataques.
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