Saber a qué atenerse

A finales del pasado mes de junio el contencioso hispano-británíco sobre Gibraltar impidió la aprobación, por parte de los ministros de Transporte de los doce, reunidos en Luxemburgo, de una limitada desregulación de la aviación comercial en el Viejo Continente.

En la propuesta de introducción de una mayor dosis de competencia entre líneas aéreas de la Comunidad Europea (CE) había, reconoce el presidente de Iberia, Nareis Andreu, "algunos aspectos que podían dañar a la compañía", pero, aun así, era preferible a la actual incertidumbre "porque al menos sabíamos a qué atenernos". "Si la liberalización se hiciese ahora a lo salvaje, sería mucho peor para todos", añade.

Tres semanas después del fracaso de la reunión ministerial de Luxemburgo, el comisario europeo encargado de velar por el respeto de la libre competencia, Peter Sutherland, anunció su intención de seguir impulsando la liberalización echando mano del artículo 89 del Tratado de Roma, que dio lugar a la CE y que permite enviar ultimatos e incluso denunciar infracciones de las líneas aéreas ante el Tribunal de Justicia comunitario.

A finales de julio, la Comisión Europea envió cartas a 10 compañías conminándolas a conformarse, antes del 14 de septiembre, a la legislación comunitaria sobre la libre competencia; otras tres líneas aéreas europeas, entre las que figura Iberia, deberán recibir en breve misivas similares.