_
_
_
_

Lección de tenis

Durante años, John McEnroe ha gritado y ha blasfemado en los partidos de tenis, y los pusilánimes directivos se lo han consentido. El pasado fin de semana, en la persona del árbitro australiano de 22 años Richard Ings, el deporte alcanzó finalmente alguna dignidad y devolvió el golpe. Por una vez, la parábola del malcriado ha terminado bien. Es lo mejor que podía haber sucedido en cuanto al comportamiento adecuado en años.McEnroe perdió el partido y los estribos, y se dedicó a soltar sus habituales peroratas a Ings, que se encontraba en su silla de árbitro.Los funcionarios a los que McEnroe ha prodigado tales abusos en el pasado eran a menudo aficionados, voluntarios locales a los que él podía intimidar con impunidad. Pero Ings ha resultado ser un profesional, uno de los cinco árbitros de plena dedicación que hay ahora en competición. Amonestó a McEnroe, y cuando eso no resultó le penalizó quitándole un punto, y finalmente, el juego que le costó perder el set. Según las reglas, el siguiente estallido le podía haber costado el partido. La disuasión funcionó. Empezó a jugar mejor y ganó el partido. Zivojinovic le aplaudió cuando se acercaron a la red para estrecharse las manos.

McEnroe parece que va a ser suspendido por dos meses. Esto interrumpirá su vuelta y podría acabar con su carrera. Nadie se alegraría de un resultado como ése, pero la lección sólo puede ser buena.

, 10 de septiembre

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_