Carlos Sala, sexto en la final de 110 metros vallas, cuarto español destacado

Carlos Sala fue ayer el cuarto español destacado en los Mundiales, tras los marchadores José Marín, tercero, y Mari Cruz Díaz, cuarta, y José Alonso, octavo en 400 vallas. Sala fue sexto en la final de 110 vallas, pero acabó disgustado: "El sexto puesto no me dice nada. Aspiraba al cuarto, porque si hubiese repetido la misma carrera que en las series sí lo hubiera conseguido". El resto de la actuación española deparó, las eliminaciones de Domingo Ramón y Francisco Sánchez Vargas, en 3.000 metros obstáculos, y de Maite Zúñiga, en 1.500.

Sala es un atleta ambicioso en las competiciones de alto nivel. Con menor popularidad que Javier Moracho, y tres años más joven que él, va acumulando la misma experiencia. La de ayer eta su tercera gran final, tras haber sido octavo en los Juegos Olímpicos y tercero en los Campeonatos de Europa. Pese a su mala carrera, "en la que competí con más ganas que otra cosa", consiguió un puesto de prestigio, tras dos estadounidenses, dos británicos y un soviético. "Esperaba más de mí en esta final", decía Sala al termino de la prueba, "pero salí muy mal y luego ya no tuve más que precipitaciones".Sala fue sexto, pero realmente sólo ganó a un atleta porque Bryggare, a quien ya había superado en la semifinal, no se presentó en la final. Fue a McKoy, el canadiense que siempre gana cuando Foster no se cae o no le arrastra en la caída, como sucedió en los Mundiales de pista cubierta en beneficio de Campbell. Ayer Foster no se cayó y ganó. El que tropezó en la valla fue esta vez McKoy y perdió un tiempo importante.

Mala actuación

El resto de la actuación español, a excepción de los 1.500 metros, no pudo ser peor. Ni los dos especialistas en obstáculos, que el años anteriores ofrecieron incluso expectativas de triunfo, ni Maite Zúñiga tuvieron en ningún momento de sus carreras opción para evitar la eliminación en sus primeras carreras. Las clasificaciones, al ser en semifinales directas, no eran fáciles, pero en los primeros escarceos quedaron los tres sin la menor posibilidad de recuperar contacto con el grupo de cabeza.

Sánchez Vargas, por ejemplo, reconoció al final de la prueba que se había pasado varios minutos pensando en la desastrosa carrera que había hecho. Comentó que actuó sin cabeza, de una forma alocada, sin táctica, algo sin explicación para su experiencia.

Insólito

En una de las tres semifinales de 1.500 metros, categoría femenina, hubo una atleta, Georgiana Tomistao, de la Samoa Americana, que protagonizó un hecho insólito al ser doblada. Había que dar tres vueltas y media y perdió una. Cuando las primeras atletas llegaron a la meta, a ella aún la faltaban 435 metros. Hizo un tiempo de 5.49.52 minutos, 1.44 más que la ganadora de la serie.

Estas situaciones insólitas que se dan en unos Mundiales, donde se entiende que debe haber el máximo nivel por las marcas mínimas de participación que se exigen, se debe a que la Federación Internacional de Atletismo invita, con todos los gastos pagados, a cualquier país del mundo a que presente un atleta sin más requisito que sea presentado por su federación nacional y no inscriba a más en ninguna otra prueba.