Julio Llorente no ha vuelto a los entrenamientos

Julio Llorente, defensa del Real Madrid que el pasado martes sufrió un ataque de epilepsia, no ha reanudado todavía los entrenamientos pese a que, en principio, tenía previsto volver a la actividad ayer. Sin embargo, tuvo que entrevistarse con el doctor González Ruano, jefe de los servicios médicos del club, para comentar los resultados de las pruebas a que ha sido sometido. Según familiares suyos, su estado de salud es bueno y su vuelta a la actividad depende tan sólo de la "burocracia médica", que debe conceder el alta definitiva.El jugador perdió el conocimiento el pasado martes antes del entrenamiento. Recibió un masaje cardiaco y respiración boca a boca y fue trasladado urgentemente a la ciudad sanitaria La Paz por los doctores del club Martínez Pirri y Herrador. Tras un primer reconocimiento, volvió a su domicilio. Posteriormente, se supo que Llorente ya había padecido al menos tres ataques similares, hecho que desconocía el club, y que un neurólogo particular le atendía desde hacía tiempo.

En un artículo publicado en el diario Marca, el doctor Ibáñez, jefe de los servicios médicos del Atlético de Madrid, afirmaba que una persona que sufre ataques epilépticos debe retirarse de la alta competición e incluso del deporte. Sus colegas del Madrid rechazan tal idea. Así, Herrador aseguró que Llorente no padece ninguna otra alteración y valoró positivamente el hecho de que el neurólogo particular que le trata no le hubiera contraindicado el esfuerzo físico.

Según Herrador, existen posibilidades fundadas de que Llorente vuelva a la actividad. Esta tesis es apoyada por el doctor Mora, encargado del servicio de neurología de la Clínica Puerta de Hierro, de Madrid, quien dijo a Efe que la epilepsia no le afectará como futbolista. "Los epilépticos son personas normales y hay muchos futbolistas que tienen problemas, toman sus pastillas y no ocurre nada", añadió Mora, que explicó que, por la edad, 21 años, de Llorente, puede sospecharse que la epilepsia es de tipo idiopático o esencial y, aunque no se conocen las causas, las crisis se pueden controlar, tesis no compartida por Ibáñez.