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Las nuevas expectativas de inflación suponen dificultades adicionales para la concertación social

La eventualidad de que el rebrote veraniego de los precios de la alimentación y la resistencia a la baja de otros productos ponga en peligro el objetivo gubernamental de terminar el presente año con un 5% supone una dificultad adicional con vistas a las negociaciones para la concertación social, según han comentado en privado portavoces de la Administración y de la CEOE. Los sindicatos UGT y CC OO han coincidido hasta ahora en su rechazo a una negociación basada en los grandes objetivos macroeconómicos, y el hecho de que no se cumplan las previsiones del Gobierno podría reafirmarles en su idea, al tiempo que alentaría las demandas salariales para 1988.

En la primera fase de las negociaciones para la concertación social, impulsada a lo largo del mes de julio por el Gobierno con el objetivo de llegar a un acuerdo para los próximos tres años, el Ejecutivo y la patronal CEOE han dejado entrever de forma implícita o explícita la pretensión de incluir en el posible compromiso los objetivos de inflación y de crecimiento de los salarios, dentro de otros grandes objetivos macroeconómicos. Por el contrario, los sindicatos han mantenido que este modelo de concertación -dirigido a moderar los costes productivos para que se recuperen los excedentes empresariales y puedan así tirar de la inversión y el empleo- no ha dado todos los frutos que cabía esperar del mismo y está agotado para el futuro. La reciente identidad mostrada a este respecto entre la UGT y CC OO, aún cuando el sindicato socialista insiste en la necesidad de la concertación para crear empleo, tiene como referencia la opinión de que Gobierno y CEOE pretenden garantizar la ausencia de conflictividad sin ofrecer contrapartidas concretas en materia de creación de empleo, mejora del sistema de protección social, potenciación institucional de los sindicatos, medidas contra la economía sumergida, etcétera. Ambos sindicatos han manifestado en varias de las reuniones celebradas hasta ahora que, mientras el Gobierno siempre ha terminado por anteponer sus objetivos macroeconómicos, algunas de dichas contrapartidas sociales fueron objeto de anteriores acuerdos, sin que llegaran a plasmarse en realidades precisamente por la prioridad de aquéllos objetivos.

Desaceleración salarial

En el documento entregado en las citadas conversaciones por la CEOE con el título Bases para una posible concertación social, puede leerse: "Dentro del objetivo general de contener los costes empresariales para ser más competitivos, es condición indispensable continuar en la línea de desaceleración en el ritmo de aumento de los salarios monetarios. Cualquiera que sea la fórmula que se arbitre, resulta necesario mantener el criterio-utilizado en la concertación social a lo largo de la presente década, de relacionar estrechamente los objetivos de crecimiento de los salarios con los. objetivos cuantificados de inflación para los años próximos, es decir en torno al 3%". Aunque durante el mes de julio el Gobierno no ha puesto sobre la mesa ninguno de los objetivos concretos que pretende, de los preparativos realizados al respecto de cara al mes de septiembre por el Ministerio de Economía y Hacienda se desprende que el bajar la inflación desde el 5% de finales de 1987 hasta el 3% en 1988 figura como una de las bases prioritarias de la política económica gubernamental.

La hipótesis de que el punto de partida para la inflación pueda ser algo superior al 5% a finales del presente año, de momento negada por fuentes de tres de los cuatro interlocutores -el Gobierno, la CEOE y UGT-, podría en este contexto acenturar las reticencias de los sindicatos. Ya hace un año, la incertidumbre registrada en septiembre ante el objetivo de terminar 1986 con un 8% de inflación, contribuyó a que los sindicatos pidieran al Gobierno elevar su objetivo inicial del 4% hasta el 5%.

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