Josep Alsina i Bofill

Josep Alsina i Bofill, prestigioso médico internista barcelonés, ha sabido compaginar a lo largo de su dilatada carrera profesional la práctica médica con su vocación de humanista. Como reconocimiento de esta actividad global, el doctor Alsina ha sido distinguido recientemente con el Premio Jordi Gol i Gurina, que por primera vez otorga la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña y Baleares, institución que él mismo presidió durante el período comprendido entre 1974 y 1978.

El premio otorgado a Josep Alsina i Bofill lleva el nombre de otro prestigioso médico catalán, ya fallecido. "Estuvimos juntos", recuerda, "en la junta directiva de la Acadèmie de Ciències Mèdiques, y ambos participamos en la organización del Congreso de Médicos y Biólogos de Lengua Catalana celebrado en Perpiñán en 1976. Jordi Gol i Gurina fue un gran médico internista, dotado de una gran capacidad técnica, además de un notable humanista preocupado por los problemas sociales que nos afectan a todos".El doctor Alsina está convencido de que la edad es un factor que se tuvo muy en cuenta a la hora de otorgar el galardón. "Un premio que intenta recompensar y reconocer una tarea profesional de conjunto", explica, "no puede darse a un médico joven que todavía es una promesa". La suya, sin embargo, es una carrera que todavía no ha finalizado. A sus 83 años, que no aparenta en absoluto, el doctor Alsina sigue atendiendo su consulta particular y trabajando en una conocida clínica de la ciudad. Esta práctica médica la compagina con otra tarea de muy distinta índole, como es la redacción del Diccionario enciclopédico de medicina que prepara la Fundación de la Enciclopedia. Su preocupación por la lexicografía del catalán, y más concretamente por el vocabulario médico, viene de lejos. "En los años treinta", puntualiza, "comencé a trabajar en el diccionario de medicina que patrocinó Corachán".

En el despacho de este medio literato de la medicina, como él mismo gusta definirse, casi abundan más los libros de arte y literatura que los de medicina.

Siempre quiso ser médico y, como tal, ha ocupado destacados cargos, como el de la presidencia de la Societat Catalana de Biologia, de la Acadèmie de Ciències Mèdiques y del Institut d'Estudis Catalans. Otro cargo que ostentó fue el de profesor de Patología Médica en la universidad Autónoma de Barcelona entre 1933 y 1939, que dejó no por su voluntad. "Estuve en la universidad", recuerda, "hasta que entraron los franquistas, y luego, cuando las condiciones políticas cambiaron, ya era demasiado mayor para reincorporarme a la docencia".

Siempre ha considerdo la medicina como una ciencia y un arte al mismo tiempo, y de aquellos primeros tiempos de su práctica profesional echa de menos la gran comunicación y relación que existía entre médico y paciente. "La medicina era una ciencia extraordin ari amente humana, cuya base era precisamente esta estrecha relación médico-enfermo. Mientras que hoy día lo primordial es la técnica". Sin embargo, reconoce que la medicina ha mejorado de forma espectacular y que el paciente está muy bien atendido, aunque no puede reprimir una cierta añoranza de aquellos tiempos en que el prestigio del médico superaba al de la institución y al del equipo médico.