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Ninguna autoridad regional asistió al entierro de las víctimas de la explosión de gas

Las cuatro víctimas mortales de la explosión de gas de jueves en Villaverde Alto fueron enterradas ayer al mediodía en el cementerio de Carabanchel. Al acto asistieron unas 700 personas, entre familiares y vecinos de los fallecidos. La representación oficial fue escasa: tres concejales del Ayuntamiento y dos asesores de la Comunidad de Madrid. Un portavoz de los vecinos mostró su escepticismo ante la versión oficial, que atribuye el accidente a una fuga de agua que deterioró las conducciones de gas. "Tenemos la sensación de que hay algo más detrás de todo esto", declaró.

Los seis autobuses que fletó el Ayuntamiento para que los vecinos se desplazasen hasta el cementerio se quedaron cortos. Muchos de ellos llegaron encrespados a las puertas del camposanto por tener que desplazarse en taxi. Sólo el dolor pudo en los momentos más intensos con la indignación que sentían los vecinos por la ausencia de altos cargos municipales y autonómicos.Enrique Guijarro, asesor de Joaquín Leguina, y Rosa Roldán, coordinadora de equipos de barrio del Instituto de la Vivienda (le Madrid (Ivima), fueron los únicos asistentes en representación del Gobierno regional. El Canal de Isabel II, probable responsable del accidente a tenor de la versión oficial, y el Ivima, empresa adjudicataria del medio centenar de viviendas públicas afectadas, dependen directamente de la Comunidad de Madrid. Gas Madrid también tiene participación pública, a través de la empresa Butano.

Por el Ayuntamiento asistieron la concejala del distrito de Villaverde, Dolores García Hierro; el concejal de Carabanchel, Joaquín García Pontes, y el responsable del área municipal de Régimen Interior, José Maríade la Riva. Los vecinos echaron en falta a Juan Barranco y Joaquín Leguina.

La comitiva fúnebre llegó al cementerio de Carabanchel en torno al mediodía. Cientos de vecinos y familiares de los fallecidos se arremolinaban en las puertas desde una hora antes. Los cadáveres del matrimonio formado por Florentino Cordero, de 71 años, y Antolina Ramos, de 68, llegaron en un coche. En un segundo automóvil viajaban los féretros de Práxedes Grajera, de 71 años, y de su nieto Francisco Campos Ayuso, de 26.

Después de una breve oración frente a la capilla, la comitiva recorrió a pie unos 200 metros hasta llegar a los nichos Los llantos afloraron al poco decomenzar la ceremonia. Martín Campos Grajera, de 50 años, y su hermana María no cesaban de implorar por su madre, fallecida en el accidente. En la explosión murió también un hijo de Martín, Francisco Campos.

Otros cinco miembros de la familia, que habitaba en uno de los bajos de los bloques 20 y 22 de la calle del Arroyo Bueno, resultaron heridos de diversa consideración. La esposa de Martín, Ana Ayuso, de 46 años, fue la que sufrió mayores heridas, con fracturas en todo el cuerpo. Ana Ayuso está ingresada en el hospital Primero de Octubre, donde también se encuentran otros tres heridos. Entre ellos, María López Alos, de 73 años, que padece una hemorragia cerebral y se halla en estado muy grave.

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El matrimonio formado por Florentino Cordero y Antolina Ramos fue enterrado en medio de escenas patéticas. Juana Campoy, nuera de los fallecidos, sufrió un ataque de nervios y tuvo que ser asistida en una ambulancia municipal. El rostro de Jacinto Cordero, hijo de los fallecidos y herido en el accidente, era la viva muestra de la perplejidad que se ha apoderado de los vecinos de la calle del Arroyo Bueno.

Cámaras de aislamiento

Francisco Rodríguez Manzano, secretario de la Asociación de Vecinos Los Hogares de Villaverde, afirmó ayer que los vecinos han acogido con escepticismo la versión oficial de los hechos. Rodríguez Manzano insiste en que hay una responsabilidad clara: "Estamos convencidos de que las cámaras de aislamiento donde probablemente se concentró el gas no cumplen los requisitos de ventilación".El portavoz de la asociación recordó que las deficiencias de las cámaras de aislamiento -especie de semisótano por donde discurren todas las conducciones- fue uno de los temas debatidos en una reunión con técnicos del Ivima el 28 de julio.

Santiago de la Fuente, gerente del Ivima, señaló el viernes que las instalaciones de la calle del Arroyo Bueno cumplen con los requisitos legales y están supervisadas por Gas Madrid y la Dirección General de Industria. "Las tuberías por donde discurre el gas en el interior del edificio van envainadas en otras más grandes por si se produce alguna fuga", afirmó De la Fuente.

La inspección técnica realizada a raíz de la explosión señala que la fuga se produjo en la red exterior de Gas Madrid, probablemente bajo la acera, poco antes de entrar en la cámara de aislamiento.

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