La 'cumbre' de la OUA crea un comité para defender los derechos humanos en Africa
"Declaro clausurada esta 23ª cumbre". Un golpe seco de martillo ratificó las palabras de Kenneth Kaunda, presidente de Zambia y de la Organización para la Unidad Africana (OUA), ante los asistentes, en la madrugada de ayer, al acto final de la reunión de jefes de Estados africanos en la capital de Etiopía, Addis Abeba. Kaunda repasó los temas ya tradicionales de la organización (apartheid, deuda, Chad y Sáhara Occidental) y destacó que termina con un hecho insólito, nuevo en la historia del continente africano: la formación de un comité para la aplicación de la carta de derechos humanos de África.
La 23ª cumbre de la OUA ha terminado con unos puntos suspensivos en las cuestiones económicas, que se ha decidido hacer objeto de otra reunión al máximo nivel, el próximo septiembre, mes en el que las autoridades etíopes tienen previsto celebrar a bombo y platillo el aniversario de la revolución que derrocó al emperador Haile Selassie, en 1974.Dos puntos fueron objeto de divergencias en la cumbre: Chad y la reñida elección de los secretarios generales adjuntos de la OUA. El primero dio pie a una trifulca que obligó a Kaunda a utilizar con fuerza el mazo, el primer instrumento de trabajo que le pasó el lunes su antecesor, Denis Sasou Nguesso, al entregarle la corona de la OUA en la tribuna de oradores.
"No estoy dispuesto a renunciar a la banda de Auzu", tronó algo fuera de tono y acalorado el presidente chadiano, Hisènne Habré, desde un extremo del hemiciclo, donde el martes se debatió el contencioso fronterizo entre Yamena y Trípoli.
En el extremo opuesto, el representante libio contraatacó y añadió un insulto. Era demasiado. "Silencio", ordenó Kaunda. E intervino, conciliador, el capitán Thomas Sankara, líder de Burkina Fasso.
El otro tema de discordia fue la inesperada elección, a última hora del miércoles, de Egipto para la secretaría general de la OUA adjunta para África del Norte, frente a Argelia, que ocupaba este cargo desde: la creación de la OUA, en 1963, y lo consideraba como una prebenda. "Traición", han dicho los argelinos, sorprendidos.
Chad y Sáhara
"Esto será la consagración de la egiptización de la OUA", comentaban los proargelinos en el atrio del African Hall al saberse la noticia, refiriéndose al hecho de que el 90% de los funcionarios de la organización procede del valle del Nilo.En su discurso de clausura, Kaunda tocó de pasada el conflicto del Sáhara Occidental, junto al de, Chad. "Podemos esperar restablecer la paz en estos países", dijo el presidente. Pero, como advirtió Sankara al intentar conciliar a chadianos y libios, la solución pacífica no es posible si no hay una voluntad real de diálogo por ambas partes. Allí está el ejemplo de lo ocurrido entre Burkina Fasso y Malí. Ambos países no sólo han logrado resolver su contencioso fronterizo, que les ha costado innumerables escaramuzas y una guerra hace tan sólo dos años, sino que ahora están unidos por lo que se presenta como una gran amistad.
Lo mismo vale para el conflicto del Sáhara. Desde que la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) fue admitida en la OUA, hace dos años, en medio de un gran revuelo y del portazo de Marruecos, el conflicto ha sido tratado con gran timidez. Se dice que es para animar a Marruecos a que vuelva. Para los saharauis no está del todo justificada esta actitud, puesto que ellos tienen de su parte una resolución clara y contundente.
Kaunda, aficionado a las citas bíblicas y a los golpes de humor en sus intervenciones, dijo ayer: "La historia que condenamos está hecha por el hombre, que, al fin y al cabo, no es más que un animal".
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