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Entrevista:

Ferrer Salat: "El deporte forma más que los reyes godos"

Alex Martínez Roig

ENVIADO ESPECIALCarlos Ferrer Salat es un gran cor versador que domina el juego de fondo -el diálogo intrascerdente-, que sabe utilizar la táctica de la distracción -las preguntas más personales-, y que rechaza el juego de volea en la red -"esto no lo pongas"-. Parece como si las reglas del tenis donde llegó a ser campeón de España en un partido en el que vomitó por el esfuerzo, las haya aplicado constantemente en su vida, y que el sacrificio, a fuerza de voluntad y la perseverancia que aprendió en aquellos años deportivos le hayan ayudado en su carrera.

Pregunta. Sus compañeros de generación dicen que usted no era un tenista genial, y que llegó a ser el mejor de España a base de sacrificio y voluntad.

Respuesta. Es verdad. Yo necesitaba una gran voluntad para ganar los partidos. Mis principales virtudes eran la capacidad de concentración y de lucha. Yo no cedía nunca, porque sabía que con 6-0, 6-0 y 5-1 en mi contra todavía podía ganar el partido. Creo que en la vida sucede algo similar.

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P. ¿Por qué abandonó usted el tenis cuando sólo tenía 24 años?

R. No tenía tiempo. Jugué hasta que acabé la carrera en el Instituto Químico de Sarriá. Salía a las 12 de las clases, entrenaba de una a dos, me iba a mi casa a comer, y a las cuatro volvía a clase. Así hasta los 24 años. Pero entonces puse en marcha mi empresa, inicié mis estudios de bachillerato, y ya no pude seguir jugando. Hasta los 35años no paré de estudiar, porque después del bachillerato estudié Filosofía y Letras y Económicas. El deporte pasó a ser una distracción.

P. ¿Qué importancia le da usted a su etapa de deportista?

R. Mucha. El deporte de competición me ha ayudado, me ha hecho adoptar una actitud especial ante la vida. El sacrificio, la fuerza de voluntad, me han servido, por ejemplo, en las negociaciones con los sindicatos. Creo que el deporte de competición es más formativo que saberse la lista de los reyes godos. Forja el carácter. Estoy de acuerdo con los que dicen que el imperio británico se inició en los campos de deporte de Eton, Oxford y Cambridge. Los jóvenes británicos aprendieron ahí el espíritu de lucha y sacrificio que luego les sirvió para crear y potenciar el imperio.

P. Voluntad y sacrificio son palabras que parece usted valorar especialmente.

R. Sí. Napoleón decía que él no era un genio, que en realidad tenía capacidad de sacrificio. Antes de una batalla, estudiaba hasta la última eventualidad y, cuando surgía un imprevisto, tenía la solución preparada. Los que le rodeaban decían que había hecho una genialidad, pero no era eso. Lo tenía todo previsto. Y eso sí que es genial.

P. Usted, que ha estado tan cerca de él, ¿considera que el poder crea adicción?

R. A mí no. El poder no me ha creado dependencia. A mí me gusta crear cosas. Creé la CEOE, el Círculo de Economía y, ahora, estoy creando el COE, porque prácticamente no exístía. Una vez grandes y desarrollados, los proyectos los dejo en buenas manos. Tengo creadicción.

P. Y entre las personas que controlan el poder, ¿cuáles son las que más le han impresionado?

R. Jacques Chirac, por su incísión y agresividad; Helmut Schmidt, porque tiene una mente muy clara, Henry Kissinger, por su capacidad de análisis; Ronald Reagan, por su poder de comunicación, y Margaret Thatcher, por su firmeza.

P. ¿Cuál sería su modelo de persona?

R. Debería tener la curiosidad universal de un Leonardo da Vinci o un Galileo, y la capacidad de construir una sociedad de Bismarck o Julio César.

R. Cuando está de vacaciones, ¿cómo ocupa su tiempo?

R. Con el estudio y el deporte. Sin ellos, no duraría más de tres días de vacaciones. También paso muchas horas repasando los catálogos de Christie's, la sala de subastas de Nueva York y Londres. En ellos he aprendído mucho sobre pintura y, cu.aildo veo alguna obra que me gusta y está a mi alcance económico, la compro. También me entretengo con la música, desde la clásica hasta el rock, excepto el heavy metal, claro. Y, sobre todo, con la vela, el golf y el tenis.

P. ¿Y cómo preferiría pasar una tarde: paseando por un museo, viendo un partido de tenis o trabajando en su despacho?

R. Estudiando. Es cuando soy más feliz. Hasta hace poco, en todos los documentos ponía: profesión, estudiante. Ahora he decidido estudiar literatura. Antes de apagar la luz para dormir, siempre leo un poco. Si no lo hago, me cuesta conciliar el sueño.

P. Cuando apaga la luz, ¿qué piensa durante esos minutos que tarda en llegar el sueño?

R. Nada. Me duermo en seguida. En la mesita de noche siempre dejo un lápiz y una libreta, por si una idea me ronda la cabeza. Cuando sucede, la anoto, porque si no lo hago empiezo a darle vueltas y no duernio.

P. Ahora que ha cambiado la CEOE por el COE, estará usted más relajado.

R. Estoy tan relajado como antes. Yo pensaba que el COI, al que también pertenezco porque Samarach me lo pidió, sería como la Trilateral: dos reuniones al año y nada más. Pero no, es como un pulpo que te absorbe.

P. Entrando en cuestiones actuales que a usted le atañen, ¿mantiene sus discrepancias con la forma de financiación de los Juegos Olímpicos de 1992?

R. Tal como están las cosas en estos momentos, los juegos de Barcelona serán los que exígirán la financiación pública más grande de la historia, después de Moscú en 1980. Naturalmente, no creo que sea la mejor solución, pero todavía puede cambiar de aquí a 1992.

P. Y, en el terreno económico y social, ¿considera usted necesarío un pacto Gobierno-sindicatos-empresarios?

R. No es esencial en la España actual. A finales de los setenta y principios de los ochenta, los pactos eran necesarios para consolidar la democracia, el sistema económico de libre empresa, y para facilitar la realización de una política económica global. Ahora, con el sistema político y económico consolidado, y cuando la política económica sigue su camino, los pactos serían buenos, pero no esenciales. Es posible que el principal interesado sea el Gobierno, y no los otros protagonistas.

El descubrimiento de una comisaría franquista

Carlos Ferrer Salat descubrió una teoría en una comisaría franquista. Aquel hacinamiento que le aguzó el ingenio contrasta con su febril actividad actual.Pregunta. Personas que lo conocen afirman que uno de sus grandes éxitos es saber rodearse de gente eficaz en la cual usted delaga funciones.

Respuesta. Me gusta trabajar en equipo porque, entre otras cosas, gracias a ello puedo estar en Caracas viendo la Copa Davis. Yo procuro delegar mucho, pero eso también comporta un peligro, y es que tus colaboradores se crezcan y se conviertan en un peligro para ti. Afortunadamente, eso me ha sucedido en contadísimas ocasiones.

P. Y tantas ocupaciones, ¿no le han alejado de su familia?

R. No, porque procuro mantener un contacto permanente. Además, mi mujer es una magnífica colaboradora, y es ella la que me anima a hacer tantas cosas. Con mis dos hijos tengo una comunicación buena y, por cierto, han heredado mi afición al deporte. Mi hija, de 19 años, hace doma, y mi hijo, de 21, juega bastante bien al tenis.

P. Cuentan muchas anécdotas sobre usted, pero una se refiere al descubrimiento de una teoría sobre la mayor amplitud de los hombros de una persona respecto a sus pies.

R. Sí, eso lo descubrí cuando la policía me detuvo durante el régimen de Franco y me encerró en una celda estrechísima de la jefatura de Vía Laietana. Éramos 16 en la celda, y descubrí que estábamos más anchos si, cuando nos acostábamos sobre el suelo, unos lo hacían hacia un lado, y los otros, hacia el contrario. Dormías con unos pies al lado, pero cabíamos mejor. En aquella época, conocí en la Modelo al líder de los estudiantes, y nos hicimos amigos. Yo le decía que la dictadura de Primo de Rivera había caído por los estudiantes, y que con el régimen franquista podía suceder lo mismo. Y él se lo aprendía, y lanzaba unos discursos tremendos en las aulas.

P. Y ahora que está usted en Caracas, ¿cómo se adapta a los cambios de horarios en sus continuos v¡ajes como miembro del COI?

R. No tengo ningún problema. Cuando miro el reloj y veo que me toca dormir, me tomo una pastillita, y me duermo. La pastillita es genial.

Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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