_
_
_
_
Crítica:'DULCE PÁJARO DE JUVENTUD'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El final feliz de un vuelo dirigido

En 1959, Elia Kazan dirigió a Paul Newman y a Geraldine Page en la obra teatral del dra maturgo norteamericano Tennessee Williams Dulce pájaro de juventud. Dos años más tarde, la industria cinematográfica aprovechó el éxito obtenido por la obra en los escenarios para llevarla a la pantalla, con los mismos protagonistas.Realizó el filme Richard Brooks, quied no era ajeno al mundo de Tennessee Williams pues, también con Paul Newman, y con Elizabeth Taylor, ya había adaptado previamente La gala sobre el tejado de zinc, o sobre el tejado de zinc caliente, como se prefiera.

Para llevar a Tennessee Williams al cine hay que ser muy lince. No debe uno tomarse muy en serio los folletines desaforados y sí, en cambio, saber hacer uso de sus desmesuras para potenciar otros ángulos de la figura.

Presión de la productora

El mismo Kazan obsequió al respetable con una excelente versión de Williams en Baby Doll. Y Huston, con La noche de la iguana, con Ava Gardner y Richard Burton. Por lo que respecta a Brooks, le salió mejor la gata que el pájaro dulce. El pájaro, muy fiel, vuela como las palomas mensajeras por el rumbo previsto, sin salirse de la ruta escénica. Sólo al llegar a destino, ahí donde las pusilánimes vértebras del creador no hallan otra solución vi ble que la castración, sólo ahí donde, presionado por la Metro Goldwyn-Mayer, debe embellecer el recorrido y poner el final feliz en un torturante y escabroso marco que desconoce la felicidad. Bitácora de vuelo al margen, a Dulce pájaro de juventud quedan tres o cuatro aromas que nunca fallan cuando merodean Tennessee. En el universo alcohólico de una veterana actriz en decadencia (Page) se introdu un joven sin escrúpulos con a biciones como actor (Newman). Éste se convierte en gigoló de vieja estrella.Desde luego, da gusto contemplar a esa recientemente fallecida gran actriz, Geraldin Page, fumando hachís y duchádose en vodka, intentando recordar -o acaso olvidar- que día fue Alexandra del Lago. O vociferante Ed Begley, tortuosa composición que le valió un Oscar al mejor actor secundario el viento viciado del Sur.

Ese Williams puro está en película con todos sus desprósitos, sus sobreactuaciones y enfermizas obsesiones. Quien no está, lástima, es el creador de psicoanálisis, Sigmund Freu para hacernos una síntesis de este enfebrecido universo.

Dulce pájaro de juventad se emite hoy por TVE-2 a las 22.15.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_