Es necesario aliarse para crear imágenes, dice Jacques Rigaut
La creación de nuevos canales de televisión en Europa va a suponer tal necesidad de imágenes que ningún país va a poder satisfacer esa demanda en solitario, declaró Jacques Rigaut, presidente de la empresa privada Radio Televisión de Luxemburgo, cuyas emisiones en ambos medios llegan a casi 50 millones de europeos. "Corremos el riesgo de que el mercado audiovisual europeo terminé siendo americano".
Rigaut, también presidente de la Asociación Francesa de Mecenazgo, viajó a España para pronunciar una conferencia en el acto de entrega, el martes, del Premio Juan Lladó, de apoyo a la investigación, a José Ángel Sánchez Asiáin.España ha pasado a desempeñar un rol importante en Europa, dijo Rigaut, pero es importante igualmente que los españoles piensen también como europeos", dijo Rigaut; el empresario se refería a la posibilidad de que grupos españoles participen en iniciativas de otros países. "Si los europeos podemos apoyarnos los unos a los otros, podremos construir algo".
El número de películas producidas en Europa disminuye de unas 150 a unas 130 anuales e Francia, por ejemplo-, y la regla establecida en algunos países de difundir por televisión cierto porcentaje de cine nacional produce una disminución de las reservas. "El sistema de cuotas [porcentaje de cine nacional] no es más que una aspirina", dice Rigaut. "Alivia los síntomas, pero no cura la enfermedad".
En líneas generales, propon Rigaut, sería necesario que los países europeos homogencizaran sus políticas de ayuda al cine y la creación en general. Tambié sería conveniente que la Comunidad Europea creara sistemas de aliento en el campo cultural, incluida la financiación.
Rigaut subrayó el absurdo de que la Comunidad dedique la mayor parte de sus presupuesto a paliar los efectos producido por los excedentes agrícolas y se olvide de la cultura. Y ello cuando no se cesa de hablar de la comunidad cultural.
El futuro en este campo, a juicio del empresario, está en grandes polos europeos de creación constituidos en torno a las televisiones. Ahora bien, los profesionales de la comunicación no pueden quedarse solos en esta empresa y necesitan socios fuertes procedentes de la industria. Los socios deben comprender que los beneficios en este campo tardan en llegar.
Rigaut es consciente de la responsabilidad que tiene quien programa las televisiones. Advierte que, por su experiencia, hoy por hoy son series norteamericanas tipo Falcon Crest las que atraen a la audiencia; al tiempo, la creación de una buena serie propia cuesta mucho dinero, las emisiones culturales desde el estudio suelen ser muy minoritarias, salvo excepciones como el programa literario Apostrophes.
Así, "el objetivo cultural explícito no puede existir más que en una televisión pública", lo que no quiere decir que las emisoras privadas se puedan olvidar de ello. La cultura está también en la calidad, el estilo, o en un buen programa informativo. "Yo, empresario privado, necesito de un buena cadena estatal", dice Rigaut, quien se opuso a la reciente privatización del primer canal de la televisión francesa.
Museos y autopistas
Antiguo alumno de la École Normale Supérieure, Rigaut se interesó por la cultura cuando fue jefe de gabinete de Jacques Duhamel, uno de los ministros de Cultura que siguieron la brillante tradición iniciada por André Malraux, y que se opuso -ya Flaubert elogió en su día las estaciones de ferrocarril- a la destrucción de la Gare d'Orsay, por considerarla un monumento representativo de una época.Rigaut fue el presidente de la sociedad pública constituida para la creación del Museo d'Orsay, cuyo elevado coste levantó las críticas previsibles. "Yo suelo decir", comenta, "que 1.000 millones de francos [unos 20.000 millones de pesetas, presupuesto del museo en la antigua estación de tren] son el precio de 3,5 kilómetros de autopista en los alrededores de París".
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