Terry I y Terry II
En el Barcelona jugaron dos cruyffs. El del principio fue una estrella rutilante, realizó exhibiciones propias de un futbolista de época y condujo al equipo no sólo al título de Liga, sino a un triunfo por 0-5 en el Bernabéu que los aficionados del Barça guardan en el recuerdo como un tesoro. Luego se puso un brazalete de capitán con los colores de la senyera, bautizó a su hijo con el nombre de Jordi e hizo de los saques de esquina y de banda su actividad más intensa. De cuando en cuando declaraba que los árbitros favorecían al Madrid. Así pasó cuatro años, en los que no hace falta recordar que el Barcelona no volvió a ganar la Liga.También parece que hay dos Venables. El primero apareció en el fútbol español como un verdadero talento. De un día para otro armó un Barcelona tremendo, que abrió la Liga con un 0-3 en el Bernabéu y convirtió a un equipo tradicionalmente falto de rebeldía ante la derrota en otro distinto, cuajado, fuerte y ganador. Arrasó en el campeonato.
Dos años después emerge otro Terry. Un Terry que de repente aparta a Archibald y trae a Hughes, y que tras mostrarse firme en esta decisión se apea repentinamente de ella. Un Terry que prefiere dejar a Marcos fuera del partido de Zaragoza aunque con ello arriesgue muchas de sus posibilidades de ganar el título. Un Terry que sigue planteando muy bien los partidos -especialmente, contra el Madrid, al que mantiene a raya en los choques directos- pero que tras haber recibido plenos poderes de la directiva del Barça no parece hacer buen uso de ellos. Un Terry que declara que los últimos resultados del Madrid "son demasiado buenos para ser reales". Para hacer lo que hace este último Terry vale cualquiera. Para hacer lo que hacía el anterior, casi ninguno.
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