La Guardia Civil libera al director y a dos funcionarios de la cárcel de Burgos
A las cuatro de la madrugada de ayer, tras casi 10 horas de tensión, una rápida operación de las unidades especiales de intervención de la Guardia Civil puso fin al secuestro del director y el subdirector de la prisión Central de Burgos, que se encontraban retenidos desde las 18.45 del viernes por cinco reclusos que minutos antes habían intentado darse a la fuga. En el transcurso de la acción de las fuerzas del orden resultó herido uno de los amotinados.
Eran las cuatro de la madrugada cuando una serie de explosiones, fogonazos y gritos en el pabellón donde está ubicada la administración del centro penitenciario señalaba el fin de las largas horas de secuestro a las que se vieron sometidos el director de la prisión, Martiniano Martín, y el subdirector, Fernando López. Previamente, hacia las dos y cuarto de la madrugada, el tercer funcionario retenido, Julio Arce, que presentaba una herida de carácter leve en el abdomen, provocada. por arma blanca, había sido liberado tras llegarse a un acuerdo con los secuestradores para que la policía se retirase de los alrededores del recinto.La acción de los cuerpos especiales de la Guardia Civil, llegados expresamente desde Madrid, fue de una rapidez y eficacia extraordinaria, según señaló el inspector de personal de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, encargado de la operación, Carlos de Frutos. En menos de 30 segundos que duró la operación, los guardias civiles entraron en el recinto, redujeron a los secuestradores y liberaron a los rehenes. La eficacia de la intervención de los miembros del comando evitó daños físicos a los retenidos únicamente uno de los reclusos resultó herido, y fue trasladado en ambulancia al hospital Provincial donde se encuentra ingresado. Los otros cuatro secuestradores, que presentaban cortes superficiales provocados por la rotura de cristales, fueron trasladados a la prisión de Valladolid.
Tras su liberación, el director de la prisión, Martiniano Martín, que daba muestras de una gran serenidad, señaló que en ningún momento del secuestro se produjeron situaciones de violencia y que habían sido tratados con corrección por parte de los reclusos. Martiniano Martín declaró a los periodistas: "En ningún momento tuvimos sensación de peligro físico, puesto que los reclusos insistían en que no querían hacernos daño, sino únicamente que les facilitasen un vehículo y garantías para poder abandonar la prisión".
Ésta fue la idea fija de los cinco reclusos desde que a primeras horas de la tarde del viernes iniciaron su tentativa de fuga. Sobre las 6.30 de la tarde, los cinco individuos, Juan Carlos Camaño Alfageme, Juan Antonio Parra Blázquez, Francisco Talavera Merino, Manuel Polvillo Guerrero y Sebastián Payas Centellas, de edades comprendidas entre los 25 y 39 años y con penas superiores en todos los casos a los 15 años de prisión, decidían abandonar el recinto penitenciario en una furgoneta que hace el reparto de los bolsos de piel que confeccionan los reclusos en el centro.
Tras intimidar con un pincho al conductor, los reclusos se introdujeron en la furgoneta, que fue interceptada, al sospechar algo raro, por un vigilante a la salida del recinto. Al ver frustrada la fuga, los reclusos se refugiaron en las dependencias administrativas del centro, donde retuvieron al director y a los otros dos funcionarios.
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