La Real Sociedad dejó en evidencia al Athlétic
El sentido común prevaleció en San Mamés. La Real Sociedad, sin excesos, pero con un sentido más aguzado del fútbol, dejó en evidencia al Athlétic, que ha cerrado una de las temporadas más tristes de su historia. El gol de Bakero hizo justicia en un partido áspero, de escasa calidad y siempre controlado por los jugadores de Toshack.El Athlétic cargó con furia desde el primer minuto. No fue, desde luego, una ofensiva científica. Balones altos, embestidas en las entradas y presión sin tregua. En los primeros minutos, se sucedieron cuatro lanzamientos de esquina y un par de remates de cabeza de Goiko y Andrinúa. Era un ataque más intimidatorio que peligroso. La Real Sociedad aguantó el primer diluvio y luego respondió como acostumbra. Con calma y oficio, hiló un par de jugadas en el centro del campo, detuvo el obtuso ataque del Athlétic y después golpeó. López Ufarte recurrió a la rosca en un córner. Górriz peinó levemente y Bakero remachó a medio metro de la portería de Biurrun. Corría el minuto 25 y el desánimo se apoderó de San Mamés, que perdió la confianza en su equipo hace varias calendas.
Crecidos los jugadores donostiarras por el resultado favorable y por la torpeza del Athlétic, la Real Sociedad hilvanó un par de contraataques de alta escuela. En el primero, Beguiristáin falló ante la sorpresa de la concurencia, que ya se santiguaba. Inmediatamente, Bakero trató de fusilar a Biurrun, pero llegó forzado y sin aire ante el portero. El partido tenía las trazas de estar finiquitado al concluir la primera parte, pero el Athlétic no se resignó a su suerte.
Con Sarabia en la partida rojiblanca, los bilbaínos exprimieron sus posibilidades en la segunda parte. Fue un ataque bravo, emocionante para una afición que aprecia como ninguna la casta de los equipos, pero otra vez fue un abordaje ciego. Quizá la historia pudo haber variado si Soriano Aladrén sanciona un derribo a De la Fuente a poco de iniciarse el segundo tiempo. El árbitro se dirigió como una exhalación hacia el área donostiarrra, con el dedo dirigido hacia el punto de penalti, pero decretó saque a favor de la Real.
El equipo de Toshack mantuvo el temple. Y, de nuevo, dos arrancadas propiciadas por un exquisito López Ufarte hicieron palidecer a la parroquia bilbaína, pero la suerte estaba ya echada.
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