_
_
_
_
Reportaje:MONTAÑISMO

La escalada deportiva, entre la dificultad y el espectáculo

Antonio Guerrero

La escalada deportiva se ha convertido en muy pocos años en una de las modalidades más practicadas del montañismo. A pesar de las agrias críticas recibidas en un principio, los escaladores españoles han salido adelante y pronto su nivel y competiciones se podrán comparar con el resto de Europa. De hecho, este año se han disputado cinco competiciones, algunas de las cuales, como la última disputada a finales de mayo en Patones (Madrid), tuvieron una dificultad cercana al límite mundial.

La escalada deportiva rompió los moldes de la clásica cuando un grupo de chavales comenzó a ascender, con la sola ayuda de sus manos y pies, por paredes consideradas como imposibles. Los grados de dificultad fueron subiendo y, actualmente, nadie piensa en un límite.Por supuesto que el material ha sufrido una transformación total. De aquellas botas de cuero y gruesa suela de goma, se pasé a los pies de gato, una especie de bota ligera con fina suela y rebordes laterales de goma cocida, con lo que el tacto y agarre en la roca es infinitamente mayor. También cambió la indumentaria: de los pantalones bávaros se pasó a los de chandal, luego a los de loneta y, actualmente, se usan mallas de lycra multicolor.

Igualmente, emplean magnesio para agarrarse mejor a la pared, ya que la forma de escalar también ha cambiado. Los deportistas pasan horas y horas en el gimnasio, hacen escalada natural o urbana (empleando paredes, puentes o monumentos), cuidan su alimentación y "hacen, dedos" colgándose de pequeños agarres. Porque luego, en la pared de roca, tendrán que realizar movimientos gimnásticos, sujetarse con la punta de los dedos y las botas, empotrar en una fisura el brazo, la mano, o un dedo y soportar así todo el peso del cuerpo.

Mayor seguridad

Pero lo qué más ha evolucionado es el material de seguridad. Por ejemplo, los arneses han adoptado formas más anatómicas y están mejor equipados. Tampoco se emplean clavijas (que tenían el riesgo de salirse y además rompían la roca) sino empotradores, fisureros y friends, que es imposible que se desprendan. Por eso las caídas en la escalada se han convertido en un simple tropiezo para el deportista: queda sujeto por la cuerda y puede seguir ascendiendo.Esta seguridad se exige a rajatabla en las competiciones. Concretamente, en Patones, las vías fueron de gran dificultad y las caídas menudearon, sin que nadie sufriera ningún daño. Y es que la competición se está convirtiendo en la salsa de este deporte. Normalmente se disputan "a vista", es decir, a los participantes se les mantiene en un lugar apartado, desde el que no pueden ver la vía, y se les llama uno a uno para ascender. De este modo ninguno cuenta con la ventaja de ver por donde se sube o los mejores agarres.

El reglamento marca un tiempo máximo para realizar la ascensión. Sobre la pared (que suele medir entre 20 y 30 metros, con un desnivel de 95 6 100 grados) ya están situados los empotradores de seguro (con el mosquetón para pasar la cuerda) e incluso, en algunos pasos, se limita la zona de presas (agarres) señalándolo con tiras blancas adhesivas. El tiempo que realizan, en caso de llegar al final de la vía, cuenta en caso de empate.

El nivel en España comienza a ser bastante alto. En Patones, donde hubo, entre hombres y mujeres, 118 participantes, la final masculina se escaló en una vía de 7b cuando el límite mundial, en competición "a vista", está en 7c y éste sólo es superado por pocos escaladores.

Los escaladores que se dedican a la competición suelen ser muy jóvenes y de ambientes muy diversos. Los hay como el madrileño Txavo Vales, de 21 años, que intenta ser un profesional de la escalada y sólo se dedica a entrenar. "En España sólo se puede ganar dinero compitiendo", comenta Txavo, "falta ayuda comercial en este sentido. También faltan inversiones institucionales en cuanto a construir lugares de entrenamiento, como los rocódromos".

Entrenamientos

Sin embargo, no todos pueden entrenarse como Txavo. El navarro Carlos García, de 19 años, es mecánico y trabaja ocho horas diarias. Entre semana sólo puede entrenar en gimnasio y la roca sólo la ve los domingos. A pesar de ello es uno de los mejores escaladores españoles y en Patones estuvo a punto de darle un susto al madrileño cuando, empleando menos tiempo que éste, comenzó a escalar el difícil techo del final. No pudo terminar por muy poco. Se quedó colgando del brazo derecho y luego, cansado, con un sonoro improperio, se soltó.La mayoría de los veteranos de este deporte han entendido y asimiliado esta nueva forma de escalar. En Patones, por ejemplo, entre otros se encontraba Fernando, Acuña, de 46 años, que, además, estaba ayudando a asegurar. "Jamás se ha escalado tan bien como ahora" comentó. "Yo lo hago con menos dificultad y menos peligro que cuando tenía 18 años".

Sobre los detractores de este tipo de escalada, Acuña dijo que "unos son jóvenes puristas y otros son veteranos, que ya no escalan, y no comprenden cómo hay chavales que suben sin dificultad por lugares que ellos definieron como imposibles. Sin embargo incluso en competición el ambiente entre es muy sano. Al revés que en otros deportes, aquí nadie espera que el rival fracase. Todos se animan entre sí".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_