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TENIS

Wilander y Lendl lucharán por su tercer título en la final de Roland Garros

Alex Martínez Roig

El sueco Mats Wilander, ganador en 1982 y 1985, y el checoslovaco Ivan Lendl, vencedor en 1984 y 1986, jugarán mañana la final del torneo de tenis de Roland Garros tras ganar ayer en sus respectivos partidos de semifinales. Lendl derrotó a Miloslav Mecir por 6-3, 6-3 y 7-6 (7-3), y Wilander venció a Boris Becker (RFA) por 64, 6-1 y 6-2. Hoy se jugará la final femenina (TVE-2, dos de la tarde), entre Martina Navratilova (EE UU) y Steffi Graf (RFA).

ENVIADO ESPECIAL, En la final de 1985, Roland Garros tuvo los mismos protagonista s, y entonces Wilander venció a Lendl por 3-6, 6-4, 6-2 y 6-2. Hace dos años, el favorito era Lendl. Esta vez, ese lugar lo ocupa Wilander. La diferencia entre ambos radica en su mentalidad y, aunque Lendl tiene mayor instinto ganador, Wilander ha demostrado ser más fuerte en los grandes acontecimientos.La jornada de ayer fue decepcionante. Ninguno de los dos partidos ofreció un espectáculo compensado. En el primer encuentro, Lendl ganó jugando a la defensiva, esperando el fallo del rival. Y Mecir cometió muchos. Durante los siete primeros juegos del partido, Mecir buscó las líneas y ajustó sus golpes para abrir los ángulos. En algunos momentos parecía mofarse de Lendl con cuatro o cinco bolas lanzadas al mismo sitio, pero cada vez más blandas, bajas y anguladas, Pero Mecir es un jugador frágil, demasiado artístico. ¿Qué se puede esperar de alguien que explica que los peces que pesca los mete en una bolsa con agua, los coloca en la bañera de su hotel y al día siguiente los vuelve a lanzar al río? Un personaje así difícilmente puede combatir contra la férrea voluntad de Lendl.

Con 3-3 en el primer set, Mecir cometió cuatro fallos y perdió el servicio. En ese momento dejó de disfrutar y pasó a intentar evitar más errores. En ese terreno, Lendl es prácticamente imbatible. Lendl ganó la primera manga y la segunda por 6-3 sin haber mostrado más que una decena de golpes ganadores. La fuerza podía con la imaginación. Mecir ajustó aun mas su peor juego, el defensivo, y respondió a los globos de Lendl con nuevos globos. La táctica dio resultado parcial, porque Mecir falló ayer en esas aceleraciones desde el fondo que le han hecho famoso, y no supo concretar una ventaja de 5-3 en el tercer set, que perdió en la muerte súbita. "Mi estrategia funcionó, dijo Lendl. "A Mecir no se le puede dar ritmo en el juego. Hay que correr mucho para no dejarle espacios de ataque".

Mats Wilander tuvo otra semifinal poco complicada. Boris Becker trató de ganarle como a Jimmy Connors, con sangre sueca y juego de fondo. Pero la sangre de Wilander es más pura. Becker comenzó como el Panzer que suele ser en Wimbledon, se colocó con 4-2 y tuvo seis pelotas para el 5-2. Pero las desaprovechó. Y fue como si el Panzer se hubiese encontrado con arena movediza en su camino, porque Wilander ganó nueve juegos seguidos.

Becker jamás cambió de táctica. Se mantuvo en el fondo de la pista con disciplina prusiana, incluso cuando la derrota era evidente. Wilander cambiaba el ritmo, servía con eficacia, subía a la red sin los complejos de antaño, y mantenía su buen hacer en los passing-shots. Becker trataba de imitarle con mala fortuna y tozudez, hasta el punto de que un jugador ofensivo como él hizo ayer menos boleas ganadoras que el sueco -seis de Becker por 10 de Wilander-.

Tras darle una lección en la pista, Wilander quiso añadir un consejo más en la conferencia de prensa: "Becker ha mejorado mucho, pero si quiere ganar en Roland Garros debe hacerlo con su estilo de juego. Es muy duro jugar todo un año de una forma para llegar a la tierra batida y cambiar completamente". Wilander sorprendió ayer por una euforia contenida desconocida en años anteriores: "Soy un jugador más completo. Puedo jugar de forma agresiva, pero si no funciona, me veo capaz de volver al tenis de fondo porque me siento mentalmente fuerte para ello. Nunca como ahora me he sentido tan favorito en Roland Garros. Jugar la final contra Lendl será un examen perfecto, porque creo que estoy en mi mejor nivel y hasta ahora todo ha sido muy fácil. Pero este año mi verdadero objetivo es Wimbledon".

Final femenina

A las 14.00 horas, Martina Navratilova se ajustará sus gafas graduadas y verá con claridad a Steffi Graf al otro lado de la pista central de Roland Garros. Martina quizás tuerza el gesto y piense: "Tantos años luchando para encontrarme con una adolescente en mi camino hacia el título". O quizás su pensamiento sea éste: "¡Qué insolencia! Una jovencita trata de quitarme mi sitio".La sensatez otorga un mayor número de posibilidades de victoria a Martina Navratilova en la final femenina de hoy. Martina ha ganado 14 títulos individuales del Grand Slam, tiene 30 años, y se ha encontrado muchas veces en situaciones parecidas. Steffi Graf sólo tiene 17 años, y, aunque ya es la segunda mejor jugadora del mundo, jamás hasta hoy ha disputado una final de un Grand Slam. Graf pertenece a la segunda generación que trata de acabar con Martina.

La primera, formada por las estadounidenses Andrea Jaeger y Tracy Austin, pasó al olvido. A los 18 años ya no servían para el tenis y tenían sus espaldas destrozadas por los esfuerzos realizados para alcanzar a Navratilova y Evert.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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