Bolsa y dinero, más unidos que nunca
La explicación a la última subida de las bolsas entra de lleno en el terreno de lo mágico, ya que, sí bien la ausencia de papel es real, los medios utilizados para conseguirla tienen mucho que ver con la fe que ponen los participantes en la ceremonia. Una vez más, se ha invocado la baja del precio del dinero como elemento aglutinador de los deseos de los inversores y, aunque el efecto mágico no se ha producido y la subasta de préstamos se ha mantenido en el mismo nivel, el experimento ha resultado, pues el mercado se ha comportado como si efectivamente los tipos de interés hubiesen bajado y todo estuviera en orden.Subidas al límite de los valores eléctricos, en muchos casos sin poder cotizar por falta de papel, e importantes avances en los industriales, ponen el contraste a unos mercados monetarios en los que los tipos de interés encuentran dificultades para descender debido a los problemas que plantea la necesidad de liquidez.
Los 1,3 billones de pesetas adjudicados en la subasta de préstamos impiden por ahora una baja de los tipos, al tiempo que el mercado interbancario registra descensos de 20 centésimas en las operaciones a medio plazo y mantiene las de corto ligeramente por encima del precio de la subasta.
Las conclusiones que se pueden sacar de una sesión de estas características se refieren a un dinero típicamente bursátil que empieza a considerar excesivamente dilatado el período de alejamiento del mercado a que se ha visto sometido. La entrada de este dinero, sobre todo en valores eléctricos, responde a las expectativas de una mejora de la situación durante la campaña electoral. Tampoco hay que olvidar que los precios se encuentran en unos niveles generalmente aceptables, aunque el papel se mantiene a la espera de que mejoren un poco más. Un cierre tranquilo daba la mañana por bien empleada.
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