"Acepto este puesto con más ilusión que el de la ONU"
ANABEL DIEZ Fernando Morán, todavía embajador de España ante las Naciones Unidas, se define como "un hombre de acción", y desde esa actitud vital ha acogido la designación de su partido como número uno de la lista del PSOE al Parlamento Europeo. No quiere que nadie pueda albergar duda alguna sobre la ilusión con la que acomete esta empresa. "Este puesto no es de consolación ni yo me resigno a ir a Europa porque no me hayan dado otra cosa", asegura Morán. Lo de la alcaldía de Madrid también le hubiera gustado, pero no viene al caso hablar de ello, "dado el excelente candidato que es Juan Barranco", dijo el ex ministro de Asuntos Exteriores en conversación telefónica con EL PAIS desde Nueva York, horas antes de regresar a España, y, según parece, sin nostalgia. "Acepto el puesto europeo con más entusiasmo que el de embajador en la ONU, puesto que consideré como un servicio a la política española".
El embajador español hace ya muchos meses que adoptó la actitud propia de un ejemplar militante disciplinado. "Lo que me diga el partido", ha sido una frase profusamente repetida por Fernando Morán. No es posible saber si esas formas podrán paliar su aureola de hombre de partido, pero que actúa por libre y dicen que así fue en su etapa de ministro de Asuntos Exteriores. "Aunque yo me debo al partido, fundamentalmente, me debo al servicio de la política española", no puede reprimir la frase. Esta es la respuesta que ofrece cuando se le pide que compare sus estados de ánimo cuando le ofrecieron el cargo de Estados Unidos y ahora el europeo.
Cuando hace 15 meses partió para Nueva York hubo unanimidad en los medios de comunicación en calificar de "exilio" ese nombramiento del Consejo de Ministros. Su respuesta fue invariable. Nada de exilio, nada de fin de la carrera política: era un simple paso más. Ahora, por s acaso, se adelanta.
"El puesto en Europa no es ninguna consolación; no es quo me resigne a ir a Europa porque no me han dado otra cosa". Esa otra cosa no es sino la alcaldía de Madrid. "Si me hubieran ofrecido la candidatura a la alcaldía de Madrid hubiera aceptado gustoso, pero es un supuesto que ahora no tiene sentido porque tenemos un excelente candidato que es Juan Barranco".
Desde Nueva York siguió las repercusiones que en medios Políticos españoles había suscitado su designación. Estuvo encantado con el mismo; no le produjo decepción; fue él quien lo pidió. Combinaciones de todo tipo. "No ha habido polémica, sino perfecta armonía. Me hablaron del puesto, pedí tiempo para reflexionar, por lo que suponía de cambio de vida, y poco después acepté, lo agradecí mucho y con mucho entusiasmo", pormenoriza.
El entusiasmo en Morán no es nuevo, dice que lo ha tenido siempre, y proclama su tradición "de hombre de acción". Este asturiano (Avilés, 1926) ha hecho muchas cosas en su vida, y recuerda que su europeísmo es de siempre, "desde el franquismo".
Europeísta sobre todo
Fernando Morán completó su formación jurídica, política y económica en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de París y en la London School of Economics. En 1973 ocupó el cargo de cónsul general de España en Londres, donde estaba como embajador el ex presidente de AP, Manuel Fraga. Entre 1975 y 1977 fue director general de Asuntos de África, y desde entonces no ha habido forma de que sus adversarios políticos le consideren un experto tercermundista, a veces con ánimo de incapacitarle para hacer política europea y atlantista.
Claro que de África sabe mucho, no lo oculta, sino que presume de ello; pero lo que es, sobre todo, es europeísta. "Desde el franquismo, como para todos los políticos españoles, Europa era el objetivo". Su historial europeo lo culmina nada menos que con su firma en el tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas. "Estrasburgo es una dimensión natural de mi vocación política", dice.Pide calma cuando se le solicitan planes de futuro. Un futuro que puede empezar dentro de dos años, cuando se realicen nuevas elecciones al Parlamento Europeo en coincidencia con el resto de los países europeos. "Mi voluntad es dedicarme plenamente a este mandato de Europa". Vislumbra que tomará cariño al puesto. "Es muy posible que le coja querencia, como ha pasado con otros compañeros que han estado ya". Además, lo más importante, "estar en el Parlamento Europeo es estar en España".
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