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Detenido por error un bailarín de Martha Graham

George White Jr., primer bailarín del ballet de Martha Graham, fue detenido -dato ignorado ayer por la Jefatura Superior- en la noche del jueves, durante 20 minutos, en la madrileña calle de San Vicente Ferrer, en el barrio de Malasaña, tiempo que tardó la policía en averiguar que el único delito de este norteamericano de color es ganarse la vida dando saltos y ser una figura internacional de la danza.Esa noche se encaminaban por San Vicente Ferrer, hacia un restaurante chino, George; su compatriota Joseph Petrillo, directivo de la compañía; Blanca Gutiérrez, del conjunto Las Xoxonees; Etienne Li, profesor de matemáticas, y una joven de nombre Mavi. "Vimos que había movida: cinco zetas y dos furgonetas de la Policía Nacional y detenían a todo el mundo", relata Blanca, que desechó pronto sus resquemores: "Bah, no va a pasar nada". George no lo veía tan claro: "Me van a detener".

Una agente cumplió la profecía. Señaló a George -único negro del quinteto- y dijo: "Ése". Le detuvieron y reclamaron sus papeles. De nada sirvió el alegato de Blanca: "Tíos, cortaros, que es un bailarín de Martha Graham que acaba de actuar". En vano se enseñó la tarjeta que acreditaba a George como artista del grupo, por si no bastara que su camiseta rezaba "Martha Graham Dance Company"

Cacheo con guantes

"Le detenéis porque es negro", espetó Blanca a la agente, que llevaba sus manos enfundadas en guantes de plástico por temor a infectarse en uno de los cacheos que prodigaba. "No; dadme vosotros dos también los papeles", replicó la funcionaria a Blanca y a Etienne. Cuando el ordenador reveló que ni George ni sus dos amigos tenían antecedentes, se les indicó que se fueran, sin el menor apunte de disculpa. A Petrillo y a Mavi no se les pidió identificarse.Y eso que Joseph Petrillo se despachó a gusto, aunque en inglés, para fortuna de sus acompañantes, que se veían ya en la trena por su verborrea: "Inútiles; yo creí que esto era una democracia; somos ciudadanos norteamericanos".

George, 32 años de edad, con sus 188 centímetros es el techo del ballet de Martha Graham, pero su arte raya aún a mayor altura. Es primer bailarín en ella desde hace ocho años y protagonista de muchas de las obras que interpreta el grupo. "Martha escribió para mí las obras La tentación de la Luna y El rito de la primavera", dice. Sus saltos son prodigiosos y es de una esmerada teatralidad. En los veinte países que ha visitado, nunca había sido detenido.

Anoche actuaba en La oración de la pradera y Momentos luminosos. George, cabizbajo, temía que el incidente afectase a su actuación: "Sí, porque el baile forma parte de la vida. En el escenario te lanzan bravos, pero cuando sales a la vida real te recuerdan que sólo eres un negro. Me he sentido en Suráfrica".

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