Tantos muertos como la carretera
Los productos defectuosos provocan tantas muertes como los accidentes de carretera. Un estudio de la Oficina Europea de las Uniones de Consumidores (BEUC) daba en el año 1985 un resultado de 30.000 fallecidos en toda la Europa comunitaria, sin incluir España y Portugal. Se trataba, en todo caso, de estimaciones conservadoras, porque fuentes oficiosas de la Comisión Europea elevaban esta cifra a 46.000 muertes y 40 millones de enfermos o heridos cada año.La causa de este desastre desgranado día a día, que por cotidiano se convierte en algo normal, se debe a productos que no son como deberían haber sido fabricados. La palma se la llevan los medicamentos, pero el balance mortal pasa también por los juguetes, enchufes de electrodomésticos en mal estado, maquinarias defectuosas...
En España no hay estadísticas, pero el director del Instituto Nacional del Consumo, César Braña, da por buena a priori la media comunitaria. "Aunque nuestra Constitución", dice, "es la única en el mundo que recoge los derechos del consumidor", la verdad es que la falta de desarrollo reglamentario de la ley de defensa de los consumidores, de julio de 1984, impide muchas veces asegurar en la práctica esos derechos. "España", reconoce el director del Instituto Nacional del Consumo, "está en una posición muy retrasada".
El Centro de Control e Inspección de Barajas encontró el pasado año defectos en 2.603 muestras de productos de las 5.963 que fueron analizadas durante 1986. La mayor parte de las deficiencias localizadas afectan al etiquetado y a la calidad, y algunos productos alimenticios y artículos de broma han tenido que ser retirados del mercado por peligrosos.
Atropellos
Entre los atropellos que el consumidor español padece habitualmente destacan, según los análisis oficiales, que los cables eléctricos que compra tienen un 30% de sección menos que la anunciada, lo cual afecta a la seguridad, que las bombillas duran menos de lo que la publicidad promete, que están a la venta aparatos estereofónicos que no lo son y que muchos de los electrodomésticos carecen de la seguridad mínima exigida.
El derecho a la reparación del daño que tienen los consumidores españoles se enfrenta a la dificultad de tener que recurrir a los tribunales para cantidades a menudo muy pequeñas. Las juntas de arbitraje a escala municipal están todavía en fase de experiencias piloto.
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