Gabino Diego

Tiene el perfecto aspecto del adolescente en plena transición. Por eso le dieron un papel en Las bicicletas son para el verano, película a la que llegó de forma casi fortuita, aunque Gabino Diego tuvo desde siempre la idea de dedicarse al espectáculo de una u otra forma. Canta y toca la guitarra y le gustaría dedicarse también a la música. Pero de momento estudia con ahínco arte dramático, y ahora, después de hacer otro importante papel en El viaje a ninguna parte, va a debutar en el teatro.

Tiene sólo veinte años y tremendas ganas de aprender. Cuando trabajó en su primera película, Las bicicletas son para el verano dice que flipó de ver tan de cerca a actores tan conocidos (Victoria Abril, Agustín González), lo cual considera que era negativo. Ahora, Gabino Diego está encantado de trabajar con ellos, no tanto por la fascinación que rodea a los famosos como por la posibilidad de aprender de ellos, de su oficio."Tengo que aprender mucho", dice. "Doy clases de arte dramático con Cristina Rota y allí es donde me doy cuenta de lo que me queda por saber. Hay que trabajar mucho". Después de Las bicicletas, una vez acabado el tercer curso de BUP, dejó los estudios y se dedica en exclusiva a intentar ser actor. Sus padres no dicen nada al respecto, y si lo dijeran, asegura Gabino que no les haría el menor caso. Hijo menor en una familia acomodada de tres hermanos, Gabino Diego deja siempre muy claro que dispone de una amplia libertad de movimientos. "Una de mis aficiones favoritas es la de viajar. Estuve tres meses en Australia viviendo en casa de un señor que vendía allí Mundo obrero", dice, y se extiende en los pormenores de aquella aventura.

"Me encanta viajar y conocer gente diversa porque me gusta observar. Para saber interpretar creo que hay que observar mucho a los demás. Y creo que es bueno conocer de cerca a un yonqui para después poder interpretar, por ejemplo, un síndrome de abstinencia".

De aquellas pruebas que le hicieron en el colegio para intervenir en Las bicicletas han pasado ya cuatro años. Hizo también alguna serie de televisión, como Segunda enseñanza. Sólo ahora se atreverá a enfrentarse con el teatro. "Dicen que una vez que eres actor de teatro, el cine te parece sencillísimo", comenta. Los ensayos empezarán en seguida y a primeros de mayo se estrenará en el teatro Español la obra de Roberto Villanueva La fuerza de la costumbre, en la que interpretará el papel principal.

Después -todavía no sabe cuánto tiempo ha de pasar- se atreverá también con la interpretación musical. Siempre ha tocado la guitarra e incluso ha hecho alguna canción. Ahora se ha puesto en serio también con el solfeo.

Le gustan todas las músicas, pero adora especialmente el jazz. Gabino Diego es un exponente de una nueva generación que está dispuesta a comerse el mundo a fuerza de trabajar, de intentar ser el mejor. Habla con delectación del nivel de preparación de los actores en Estados Unidos y de lo interesante que le resultaría estar allí una temporada. "Quizá consiga una beca para estudiar allí", y bromea: "...No; cuando me den el Oscar no estaré tocando el clarinete en un club nocturno. Eso lo haré cuando me den el segundo".