Pequeños accidentes
A. C., Los familiares de Iturbe pagaron con un pequeño accidente de tráfico su lucha por librarse del acoso al que les sometieron los periodistas desde que se decidió en Argel el traslado del cadáver a España hasta su llegada a Barcelona.
En una persecución hollywoodiana por las calles de Argel, el coche en el que viajaba la familia de Iturbe, un Mazda 605, chocó en un cruce contra otro automóvil. Nadie sufrió heridas, pero el vehículo tuvo que ser sustituido por otro para el resto del trayecto. También uno de los coches en los que viajaban los periodistas tuvo un pequeño choque, pero no le impidió continuar.
En el avión, los familiares ocuparon los asientos delanteros de la clase turista. A continuación se sentaron los miembros de Herri Batasuna que les acompañaban y de pie, en los pasillos, una decena de periodistas, que impedían todo el tiempo el paso de las azafatas, las cuales trataban de calmar a una treintena de pasajeros hambrientos que reclamaban una cena y una indemnización por las casi cuatro horas y media de espera en el aeropuerto de Argel.
Para la familia de Iturbe sí fueron suficientes los sandwiches que, junto a un vaso de naranjada, sirvió la tripulación de Iberia. Durante todo el tiempo conversaron entre ellos en euskera y dejaron que fuese Iñaki Esnaola quien tratase con los periodistas.
En la escala de Palma de Mallorca los familiares, los miembros de HB y los periodistas no fueron separados en ningún momento del resto de los pasajeros; y, como los demás, sus equipajes fueron registrados en dos ocasiones y su identificación comprobada telefónicamente. Al final del viaje se notaba a los tres familiares más relajados en su relación con la Prensa, de la que al principio huían.
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