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Antonio Maldonado

La suerte de vivir en Mijas

Hasta hace poco, a Antonio Maldonado, un intruso de la capital, de 35 años, que aún pelea con marmóreos libros de un par de asignaturas de Derecho, los vecinos del pueblo lo vigilaban atrincherados tras las ventanas. Pasado el tiempo, el alcalde de Mijas (Málaga) ha conseguido no sólo que dejen de escudriñarle como a un bicho raro, sino también el respaldo popular gracias a una gestión municipal imaginativa que ha incrementado de manera espectacular la calidad de vida de los mijeños.

Lleva siete años como alcalde de un pueblo famoso por sus burro-taxis, la inmaculada reverberación de su fachadas y -desde hace poco- porque sirvió de retiro espiritual a Robert Redford. El cargo lo comparte, "sacando tiempo debajo de las pie dras", con los de presidente de la Diputación Provincial de Málaga y de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol. De trato afable, barba tupida y verbo fácil, Antonio Maldonado, socialista, es una figura con sustancial al vertiginoso cambio de una localidad rústica que soportó reticente el asalto turístico y que hoy constituye un caso atípico en el panorama de la administración municipal.En el último pleno aprobó el Patronato del Suelo para "que los vecinos no compitan fútilmente con jubilados ingleses a la hora de hacerse una casa" Mijas, con el término municipal que alberga más urbanizaciones de toda España, en el que el 60% de los habitantes son extranjeros que controlan el 81% de la propiedad urbanizable, ha sufrido una especulación del suelo que el Ayuntamiento pretende cercenar. Ahora ofrecen parcelas de 150 metros cuadrados, con la infraestructura realizada, e incluso el proyecto de la vivienda, a 100.000 pesetas, y casas adosadas con jardín, a 30.000 pesetas mensuales durante 15 años, lo que asegura "cobijo asequible para 500 familias que de otra manera no podrían disponer de hogar".

En el tema educativo, Mijas, que cuenta con un presupuesto global de 1.800 millones de pesetas y unos impuestos asequibles, es un auténtico mecenas que regala los libros de texto a todos sus alumnos, costea íntegras sus carreras universitarias, alfabetiza a los abuelos a domicilio, construye por su cuenta institutos y ha creado dos albergues juveniles "para practicar vela y practicar la ecología".

También envia gratuitamente a los chavales a los Estados Unidos para que aprendan inglés, paga los viajes de estudios -el último, a Londres- y para este verano prepara el desembarco de 200 inquietos mijeños en los kibutz israelíes.

Consciente de la necesidad de acercar el Ayuntamiento a los foráneos, le puso ruedas, y varias caravanas visitaban las urbanizaciones. Hoy son "oficinas fijas donde se hablan nueve idiomas".

La falta de instalaciones deportivas les indujo, brocha en mano, a pintar canchas en las calles: todo el pueblo, previo regalo de equipos, se puso en forma sobre el asfalto. Ya se construye "un polideportivo con piscina olímpica que tiene capacidad para que 5.000 personas practiquen deporte a la vez".

Los ancianos no pagan impuestos, y "personas que en un 75% no habían traspasado el límite de la provincia" van ahora de excursión. En verano, las calles del pueblo se convierten en improvisados escenarios culturales facilitados por el Ayuntamiento, que coloca la tarima, el equipo de sonido e invita a todo tipo de artistas a que participen en este particular Hyde Park Corner serrano.

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