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Italia

Acabamos de descubrir con pasmo que España limita al Este con Japón. Está comprobado con números y apellidos que los italianos son los japoneses de Europa. Eso sí, unos japoneses muy raros. Los italianos se han encaramado al quinto puesto del hit parade industrial, después de haber goleado al Reino Unido en el difícil campo del PIB y a punto de empatar con el equipo de la grandeur, pero no a base de trabajar como robots amarillos de sol a sol, y mucho menos a costa de férreas disciplinas nacionalistas. Nuestros japoneses del Este también han hecho del plagio y la segunda mano el motor de su espectacular despegue, pero el secreto italiano no está en una productividad sudorosa, sino en una imaginación calenturienta.Los japoneses elevaron la copia a categoría industrial, pero los italianos transformaron en arte la copia de la copia. Hartos de tantos siglos de originalidad, los viejos protagonistas del Mediterráneo se dedicaron a hacer lo mismo que los viejos protagonistas del Pacífico. Lo que pasa es que en lugar de poner el acento en las tripas del objeto plagiado lo pusieron en el envase, en el logotipo, en el estilo. Teóricamente era muy sencillo. Pero los italianos fueron los primeros en entender que en el mundo de hoy nada es nuevo, excepto en la forma que se coloca. Que inventen ellos, dijeron también, incluso que copien ellos, pero diseñemos nosotros. La noticia del milagro italiano ha sido acogida en nuestro país con sospechoso entusiasmo. Si los italianos fueron capaces de la hazaña, infieren alegremente, por qué no los primos españoles. Alto ahí. Las similitudes raciales, geográficas y vitales pueden ser muchas y nadie las discute. Olvidan los detalles. ¿Dónde está aquí esa sociedad civil regida por el libre principio de la imaginación? ¿Dónde esa clase política y económica capaz de fomentar las redes informales, de entender el papel dinamizador de la empresa sumergida, de ser flexibles no con el despido, sino con la burocracia asfixiante, de asumir que ya no estamos en la era del control, sino de la creación?

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