Marta Batista,
hija del dictador cubano Fulgencio Batista, ha sido demandada por su madre. La razón de este pleito de familia no tiene que ver con herencias, fincas o posesiones. La viuda de Batista ha decidido que su hija se va a enterar porque el perro de Marta se le ha orinado en dos alfombras persas color crema, con dibujos en verde, azul y amarillo, que hay en la casa que ambas poseen en Palm Beach, Florida, y que están valoradas en 48.000 dólares (algo más de seis millones de pesetas). En la demanda, la mamá de Marta, que se llama también así, acusa a su hija de haber dejado abierta la puerta corredera del salón, que da al jardín, por la que se coló el chucho incontinente. En vez de pedirle otro par de alfombras a Farah Diba, cuyo marido tanto tuvo en común con su Fulgencio, la viuda de Batista ha decidido emprenderla con Martita, que se ha negado a pagar los citados 48.000 dólares.
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