El capitán de la policía durante la tragedia de Heysel, culpado de homicidio involuntario
La justicia belga inculpó al capitán de la gendarmería belga, Johan Mahieu, de homicidio involuntario por su actuación durante los incidentes ocurridos en el estadio Heysel, de Bruselas, antes de la disputa de la final de la Copa de Europa, el 29 de mayo de 1985, que disputaron el Liverpool y la Juventus. Resultaron muertos 39 espectadores. Fuentes judiciales señalaron ayer en Bruselas que, con Mahieu, que dirigía las operaciones de control de los enfrentamientos que hubo antes del citado partido, son ya tres los inculpados.
La semana pasada, la Prensa belga reveló que la juez que instruye el caso, Coppieters't Walant, dictaminó la culpabilidad de Michel Kensier, comandante encargado del distrito de Bruse las, cuando se produjo la tragedía, y de Albert Roosens, secretario de la Unión Belga de Fútbol. Una comisión parlamentaria creada tras la tragedia de Heysel puso en evidencia los fallos en el dispositivo de seguridad, así como errores de organización por parte de la Unión Belga de Fútbol. Hasta ahora, según fuentes judiciales, un total de 26 hinchas han sido identificados e inculpados, a fin de ser juzgados en Bélgica, tras un acuerdo de extradicción alcanzado entre Londres y Bruselas.
Juicio en Londres
Paralelamente a estas acciones, un tribunal londinense inició ayer la vista sobre la petición de la justicia belga para la extradicción de 26 supporters británicos por su responsabilidad en los sucesos ocurridos en el estadio Heysel. Uno de ellos, Alan Woodray, no compareció con el resto de inculpados. Se acusa al grupo de hinchas de responsabilidad en la muerte del italiano Mario Ronchi, por lo que se ha solicitado la extradición. Ronchi fue una de las 39 personas, todas de nacionalidad italiana, que murieron en los enfrentamientos ocurridos en el estadio Heysel.Las autoridades judiciales británicas prevén que la vista del caso dure aproximadamente ocho semanas.
Los sucesos de Heysel constituyeron una de las mayores catástrofes ocurridas en estadios de fútbol, si bien no fue la que mayor número de víctimas registró. La mayor tragedia se produjo el 24 de mayo de 1964, cuando 300 personas perdieron la vida en el estadio nacional de Lima (Perú) y otras 600 resultaron heridas a consecuencia de la actuación de la policía, que lanzó gases lacrimógenos sobre las tribunas. El público, en su huida, se encontró con los accesos cerrados y quedó bloqueado.
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