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Los sondeos dan a los liberales alemanes más del 5%

El Partido Liberal Alemán (FDP) no va a tener según los últimos sondeos ante las elecciones generales de mañana en la República Federal de Alemania (RFA), dificultades para superar el 5% de los votos emitidos, que le garantizaría la presencia en el Parlamento. Salvo grandes sorpresas, los liberales volverán, por tanto, a formar coalición con los democristianos del CDU-CSU, cuya mayoría relativa parece asegurada.

Con entre 6% y 8% de los votos, según los últimos sondeos, el FDP está igualado con los verdes. La campaña electoral de los liberales se ha centrado en hacer cundir la alarma ante la posibilidad de una mayoría absoluta de los cristianodemócratas, que podría suponer el nombramiento del presidente de la CSU (Unión Socialcristiana, dominante en Bavaria), Franz Josef Strauss, como nuevo ministro de Asuntos Exteriores de la RFA.El FDP se presenta como único garante para evitar este nombramiento que, según temen algunos, supondría un endurecimiento de la política exterior alemana, especialmente hacia los países socialistas del Este europeo.

Apostando en cierto modo por la falta de información del electorado sobre el valor de los dos votos a emitir en la papeleta electoral, el FDP ha solicitado para sí "el segundo voto". Con esta campaña el FDP se dirige a un electorado cristiano-demócrata con reservas hacia el ala derecha de la CDU y especialmente hacia Strauss. Este segundo voto es el que determina, según la ley electoral alemana, la representación parlamentaria de los partidos. El primer voto es para la elección directa del candidato del distrito, en la que los liberales no tienen opción. El segundo es para una lista nacional de los partidos.

La sombra de Hitler

Strauss, con intención o sin ella, ha prestado gran apoyo a la campaña liberal con sus esfuerzos por recuperar los votos fugados a la extrema derecha en las elecciones bávaras de octubre pasado. Con afirmaciones como "salir de la sombra de Hitler" y "poner fin a la política ilusoria de distensión con el Este" y llamamientos a un nuevo nacionalismo alemán Strauss parece haber atemorizado incluso a electores conservadores. Ha reforzado la imagen del liberal Hans-Dietrich Genscher, ministro de Asuntos Exteriores, como representante de la continuidad y sensatez en la política, exterior de la coalición gubernamental.El FDP, que provocó la caída del Gobierno de Helmut Schmidt en 1982 al cambiar de alianza, no tiene hoy otro compañero de coalición posible que la CDU. Con un Partido Socialdemócrata (SPD) desarbolado y cuya política actual se halla muy lejos de la practicada ,en los años setenta, el FDP, tradicional partido bisagra hasta la aparición de los verdes, apuesta firmemente por la coalición actual, y muchas de sus controversias con la CDU y, sobre todo, con la CSU, son más gestos electoralistas que discusiones de sustancia política.

Los enfrentamientos entre Genscher y Strauss se han sucedido a lo largo de toda la campaña y han repercutido en una mayor presencia de ambos en los medios de comunicación, lo que ha beneficiado a los dos.

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Genscher se presenta también como el defensor de una política restrictiva en la exportación de armas, frente a Strauss, que insiste en exportar "incluso a regiones en conflicto", en aras de una mayor influencia de la RFA en el exterior. Además, los liberales han bloqueado algunas medidas de seguridad interior conflictivas, como la figura del arrepentido en la lucha antiterrorrista, intentando perfilarse como los adalides del Estado de derecho frente a las veleidades autoritarias de los cristianodemócratas.

Si bien Genscher ha logrado mantener una cierta continuidad de la política exterior alemana practicada por los Gobiernos social-liberales bajo Willy Brandt y Helmut Schmidt, en Bonn es un secreto a voces su paulatina pérdida de influencia. Las relaciones con Washington y París han sido asumidas directamente por el canciller y, especialmente en EE UU, Genscher ha perdido peso como interlocutor.

Duras negociaciones

Las negociaciones para el mantenimiento de la coalición serán, sin duda duras, si el resultado confirma la continuidad. Si Strauss recibe un puesto en el próximo Gobierno en Bonn- se especula con la posibilidad de que ocupe un superministerio para presidir el gabinete restringido en materia de seguridad-, las contradicciones internas de la coalición podrían aumentar. Genscher, además, vería aún más recortadas sus competencias.

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